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¡Ugh!

Mark sabía que era un completo estúpido al creerle a ese maldito Alfa.

¿Qué lo quería?

¡Mentira! Esas no eran más que mentiras, ayer le había dicho cosas muy bonitas, pero eso no significaba que fuesen ciertas. Acababa de demostrar lo mucho que le quería al besar a esa Omega.

Mark nunca podría competir contra ella, él era un Alfa, uno robusto como todos, no una Omega bonita, pequeña y con curvas que llamasen la atención. Se fue en cuento los vio, si querían privacidad los dejaría solos. Se secó las estúpidas lágrimas que salían de sus ojos con el dorso de su mano y regresó a su habitación.

Era ridículo ponerse a llorar por esa estúpida escena, miró atrás cuando su puerta se abrió y dejó pasar al Alfa por el que estaba llorando ahora mismo.

Mark lo fulminó con la mirada y le ordenó que se fuera, pero Dian lo ignoró.  

—Lo que acabas de ver no es lo que parece.

¿Tenía que creerse esa frase tan cliché? Estaba desgastada y solía utilizarse cuando realmente era lo que parecía.

—¡Vete! —ordenó con la voz más gélida que pudo alcanzar, Dian mordió sus labios, los que acababan de ser besados por esa Omega.

—Eres mi compañero, Mark.

—Eso no quiere decir que estás obligado a jurarme lealtad o algo por el estilo, el destino también se equivoca, se equivocó dándote a un Alfa de pareja —gruñó enojado, Dian negó.

—El destino no se equivocó en nada, me gustas tal y como eres, no cambiaría nada de ti.

—Ja.

—Tuve una razón por la que me alejé de ti.

—No quiero escucharla —Dian se acercó y lo abrazó con fuerza, su rostro quedó directamente sobre su cuello y Mark no pudo alejarse no importa lo mucho que luchara—. Suéltame.

—Lo haré cuando termine de explicártelo.

—Dije que…

—Shsh, quédate quieto y escucha, esto no es fácil para mí —murmuró, Mark colocó sus puños en su pecho e hizo presión.

—No quiero seguir escuchando mentiras.

—Cuando los humanos descubrieron que había criaturas sobrenaturales que eran más fuertes que ellos se asustaron —Mark resopló.

—Sé la historia de la guerra, no quiero escucharla otra vez.

—Esta es mi versión de la guerra —Mark se calló y se quedó quieto con la cabeza escondida, el agarre de Dian era más fuerte de lo necesario, pero no se quejó—. Defendí nuestros derechos junto a tus padres, estábamos rodeados de humanos que a pesar de no saber nuestra debilidad hacían mucho daño —Mark puso sus brazos alrededor de su cintura ante ese tono—. Y sin darme cuenta me alejé de tus padres.

Dian se puso rígido y su agarre se apretó más, Mark mojó sus labios antes de atreverse a preguntar.

—¿Y?

—Los humanos me hicieron su prisionero para investigar formas de acabar con nosotros. Está de más señalar que las encontraron —Mark perdió todo el aire en sus pulmones y tuvo miedo de escuchar lo que seguía, pero se obligó a hablar.

—Entonces, las cicatrices…

—Cada una de ellas fueron echas por esos humanos —dijo, Mark no podía ver su rostro, Dian estaba sufriendo con esto y se había asegurado de que no pudiese verlo.

Predestinados IV: Lazos de Familia (AlfaxAlfa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora