CAPÍTULO 30

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Capítulo 30    Negro Patrison

Alguien me llamaba. Cogí el teléfono y contesté poniéndolo en altavoz a la vez que me servía algo de beber-¿Si?- pregunté.

-A fuera de tu casa ahí un coche, súbete a él ya- me ordenó, que pesado que es. Puse los ojos en blanco, mientras colgaba y me ponía mis deportivas. Fui a mi habitación y cogí mi chaqueta.

-¿A dónde vas?- preguntó mi madre saliendo del baño.

-Voy a salir- anuncié atravesando el pasillo.

-¿Con el permiso de quién María?- me miró fijamente mi madre mientras me seguía. Abrí la puerta quedándome en el umbral.

-Con el mío- anuncié saliendo. Cerré la puerta y fui hacia el coche.

Nada más subirme al coche el chofer arranco. Va ser un viaje un poco largo, la casa oficial de los Matthew está a las afueras de Miami, más específicamente esta en Orlando y yo que vivo no muy lejos de la playa, son varias horas de viaje. Me puse los auriculares y empecé a canturrear canciones. El viaje me aburría demasiado. Desde que trabajo para los Matthew solo he ido a su casa oficial dos veces, el viaje es demasiado largo. Por eso los Matthew tiene una casa en Miami ya que la mayor sucursal esta  aquí. No estoy muy al tanto de como rotan de una casa a otra.
De tanto pensar me quedé dormida, pero antes de eso me aseguré de apagar el teléfono, por si acaso nunca se sabe.

-Señorita- me llamó el chofer me desperté frotándome los ojos del cansancio.-Ya hemos llegado- me anuncio sonriéndome. Le devolví la sonrisa y salí del coche.

Entré a la casa, no había nadie ni siquiera los empleados del hogar ni se escuchaba ningún ruido. Por una ventana se colaron unos rayos del sol, el cual se estaba ocultando. Caminé con cuidado, esto me da mala espina. Decidí sacar mi arma. Apunté mientras caminaba con pies de plomo. Revise cada habitación de la primera planta y luego pasé a la segunda. Subí con cuidado las escaleras de no hacer ruido. Abrí una puerta y entré revisando la habitación con la vista y arma en mano. El señor Matthew estaba en la terraza de la habitación la cual era su despacho.

-Olivia ve bajando el arma- me aconsejó sin darse la vuelta. ¿Abre hecho ruido?

-Lo siento señor- me disculpé bajando el arma la cual guardé. Caminé colocándome a su lado.

-Eres un soldado inestable- ¿a qué venia eso?- Pero eres de la elite-tomó un trago de su vaso de whisky.- Como ya sabrás estoy cediendo poco a  poco mis negocios a mis hijos, es por problemas de corazón cuando me recupere volveré, pero al menos así ya sabrán que les espera cuando yo muera- me miró fijamente.- Quiero un favor tuyo y de tu madre- esos ojos eran iguales a los de Ilian.

-Tienes mucho coraje pidiéndonos favores cuando mataste...- me corté a misma cuando noté que error estaba a punto de cometer.

-Lo sé- susurró. Parecía como si no hubiera escuchado mi comentario sobre la muerte.- Pero sois las únicas que lo pueden hacer, también se lo pediría a Cameron, pero está ocupado con otros asuntos.-Así que esto va de querer a los Patrison.
El señor Matthew miro fijamente el paisaje de noche de Orlando.- Eres una piedra en mi camino- hablo enfadado el susodicho.

-Lo sé y estoy orgullosa de serlo.- Tomé aire para no demostrar debilidad.- Lo seré hasta que uno de los dos muera. Tú o yo. Aunque no lo creas yo lo sé- apoyé mis brazos en la barandilla de la terraza mirando el hermoso paisaje.- Sé que fueron ustedes  quienes mataron a Paul- hablé segura de mi misma.

-Paul era una piedra en mi camino, como tu pero a comparación de él, tú me eres de utilidad- resolvió una duda que no tenía.- Paul Negro era inútil pero Olivia Negro es de las mejores sicaria que existe en este mundo- me miró con orgullo. Ya que de una forma u otra fui creada por él, en el sentido de sicaria.

Los ocho (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora