Telequinesis

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Saber que tu enemigo te atacará es lógico. Pero saber cuándo atacará, hace la diferencia entre una victoria y la derrota –Rubén Sánchez.

Capítulo 13: Telequinesis

Dormir fue más fácil para ellos de lo que pensaban. Hacía mucho que no habían visto sol ni luna, que creyeron que su cuerpo no estaría acostumbrado a la zona horaria, pero, en realidad parecía que la base funcionaba con las horas reales del día, allí en Canadá. Además, también estaba el hecho de la larga caminata y el esfuerzo que habían aplicado, en caminar y caminar, sin mirar atrás.

Y la realidad estaba allí: Habían escapado y no iban a dejarse capturar tan fácilmente.

Nadie se encargó de despertar a algunos de los hermanos. Sin embargo, cuando Christopher se levantó, creyó que había dormido como nunca lo había hecho, a pesar de que el colchón no se comparaba al de las camas de las celdas que, tenían mérito, en paralelo al colchón de la carpa.

Todavía así, no cambiaría nada de todo lo que ahora tenía.

No había dolor de cabeza, no hubo sueños y tampoco los gritos de los soldados indicando que era momento de levantarse y que dentro de pocos se serviría el desayuno. Incluso, no extrañó los pasos de la multitud yendo al comedor.

Christopher salió de aquella carpa con una muda de ropa distinta, una franela blanca, monos y zapatos deportivos. Entre sus manos estaba el uniforme que tenía de FACTORY, a lo que Sonic se lo quitó de inmediato de entre sus manos. A Christopher le pareció que llevaba rato allí afuera esperando.

—Al fin ha despertado, bella durmiente —dijo Sonic, con sorna, imitando la voz de una princesa.

—¿Desde cuándo estás despierto? —preguntó, restándole importancia a su comentario.

—Desde que tenía 16 años, da —respondió, haciéndole señas que le siguiera. Era absurdo su comentario, pero la verdad es que Christopher había olvidado que este no dormía.

—Disculpa, solo bromeaba —respondió al ver que Sonic cambió el semblante.

—Lo sé —respondió él, tomando una bocanada de aire—. Mira, desde esa edad perdí el sueño. Ahora nunca duermo. Todo esto fue la causa del despertar de mis poderes —había pesadez en su voz por el tema. Y supo este que se trataba de algo delicado para él—. Pero, dejemos de hablar tanto de eso... Solo, no vuelvas a bromear con eso. Ve a desayunar para comenzar a trabajar.

Aquello último lo dijo, señalando en dirección a la fogata, en donde Ransell ya se encontraba allí. A su lado estaba Oslo hablándole con mucho cuidado, mientras ella parecía hipnotizada con cada cosa que decía. No había más nadie allí, pero viendo lo que su hermana tenía en su mano mientras masticaba y asentía a cada palabra de Oslo, supo de inmediato que solo debía tomar el pequeño pincho con carne que estaba sobre la fogata que, por sus llamas, se dio cuenta que llevaba rato encendida y ahora quería apagarse.

Se preguntó ¿Qué hora sería exactamente?

Tomó el pincho, viendo que parecía carne. ¿De qué tipo? En realidad, parecía ser una ardilla o una rata cocinada, no sabía determinar exactamente que era, solo que tenía muy gran tamaño para ser alguna de las dos. Tal vez, ni siquiera fuera lo que creía.

Revisó la porción final para ver si había indicios de la cola, de esa forma podría confirmarlo, sin embargo, no tenía o había sido cortada. Suspiró. Era mejor no indagar que estaba comiendo. Volvió a ver a su hermana quien le sonrió sin más, mientras Oslo le hizo un saludo con su cabeza. Él solo respondió con el mismo gesto, para simplemente sentarse y comenzar a degustar de la rata-comida.

Código Genético: El Inicio [Libro 1]Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin