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Seis meses después
Abro la puerta de mi departamento, estoy de vuelta después de casi un mes de ausencia. Regrese a Madrid por un tiempo, para cerrar unos negocios de la empresa de mi padre, de quien después de conocer a Kali y Grettel mejoro su salud. El ama con locura a la bebé parece como si fuera su propia nieta, la trata y consiente como si lo fuera, me alegra mucho que el sea feliz igual que ellas. Grettel se encargó de enviarme algunas fotos de la pequeña que ya no es tan pequeña ya tiene nueve meses. Es una cosita preciosa con ese cabello de color miel y esos ojitos que te hipnotizan rápidamente.
Los recuerdos de aquella noche regresan a mi mente, el viaje de negocios fue una excusa que puse para alejarme de casa. La ultima noche que pase aquí no aguante mas y bese a Grettel, ella no respondió al beso, por lo cual me aleje y me di cuenta de la estupidez que estaba cometiendo y no porque no me haya gustado, sino que no quería arruinar la relación que teníamos. De improviso sus manos tomaron mi nuca y ahora fue ella quien me beso.
Estábamos en mi habitación, la pequeña Kali estaba profundamente dormida dentro de su cuna en su habitación. Le seguí el beso mientras aferraba mis manos a su cadera, entre besos, caricias y gemidos comencé a hacerla mía.
Seguíamos besando hasta que la excitación estaba creciendo cada vez más. Le quite la camiseta que tenía puesta como pijama quedando solo en ropa interior antes mí. Mi miembro estaba a punto de explotar dentro de mi bóxer. Quería hundirme en ella. La empuje sobre la cama y me subí sobre ella mientras besaba su cuello y ella gemía de placer, con mucha destreza coloque mis manos en su espalda para quitarles el clic de su sujetador, lo saque mientras me perdía mirando sus hermosos senos. Lance el sujetador a sabe Dios donde, pero en ese momento no me interesaba.
Continue besándola desde el cuello bajando suavemente a sus pechos, tome uno de sus senos con mi mano, ella se removió un poco incomoda. Bajé mi rostro y metí uno de sus pezones en mi boca, dándole una leve mordida.
—Alan. —gimió mientras arqueaba la espalda.
Movía mis caderas consiguiendo que estas puedan rozarse con su entrepierna.
Fui bajando sus bragas mientras la miraba directamente a los ojos. Esos ojos negros que la primera vez que vi me miraron con miedo. Quedando totalmente desnuda frente a mí, fui bajando mi rostro hasta llegar a su centro. Dejaba besos al lado de sus piernas.
—Estas muy húmeda. — jadeo
Acerco mi boca a su humedad y comienzo a lamerlo poco a poco, hasta que ella se acostumbre. Tomo mi cabello para poder tener el control. Succione su hinchado clítoris, ella gemía y jadeaba tan fuerte que cada vez hacía que me excitara escuchando esos sonidos.
Logre que corriera en mi boca, ella me miraba avergonzada estaba a punto de hablar, pero la penetre con dos de mis dedos, soltó un gemido de sorpresa. Ocasionando que sonría mientras la miraba. Comencé a mover mis dedos en su interior causando que se retuerza de placer.
