Todos Papás

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El Domingo...

Chūya y los de la Port Mafia también fueron invitados a la fiesta de Kenji, después de todo, el pequeño pelirrojo era hijo de uno de sus compañeros de la Agencia, y podía estar en el festejo.

Aunque fueran los diecinueve años de Kenji, sus padres y siete hermanos le habían decorado de una manera que parecía una fiesta infantil, pero no por él, sino por sus hermanos más pequeños, niños de entre 3 y ocho años de edad.

Era una fiesta sencilla de campo, pero muy interesante para Chūya, quien recién llegaba al lugar de la mano con Natsuki.

El niño observaba la belleza que podría encontrarse en una fiesta de campo. Nunca había visto una fiesta en el exterior. Pues Chūya siempre lo festejaba en el interior de la mansión y con todos los lujos.

El ejecutivo buscaba con la mirada a sus compañeros de la mafia, y también a los "estúpidos de la agencia" que le cuidaban al pequeño Natsu.

— ¡Mami, mira, hay un brincolín inflable allá! ¡¿Puedo saltar?! ¡¿Puedo, puedo?!

Daba saltitos de emoción, suplicando a Chūya un sí para poder ir a jugar con los demás niños desconocidos.

— Espera, Natsu. Primero saluda a los de la agencia, allá están esos tíos raros que te cuidan.

— ¡Sí! ¡El señor de los dulces, el de los cuadernos y el perro!

— ¡Oye! Eso sólo queda entre nosotros.

En ese momento, Kenji se acercó a ellos para recibirlos. Natsu estiró sus brazos con el regalo para entregárselo al joven adulto que los miraba con emoción.

— ¡Feliz cumpleaños, Kenji-san!

El rubio se puso a la altura de Natsuki y lo abrazó de manera tierna. Chūya se incomodó un poco. No le gustaba mucho que otros abrazaran a su pequeño. El sombrero del niño cayó por accidente, por lo que tuvo que recogerlo.

— ¡Muchas gracias por venir, Natsuki-kun! ¡Chūya-san! Por favor, tomen una mesa y diviértanse.

💖

Atsushi y Dazai llegaban a la fiesta con sus respectivos regalos.
El albino traía una bolsa de regalo no muy grande, mientras que Dazai, traía una caja también de pequeño tamaño. No había dinero para más, pero si se trataba de Kenji, no podían fallarse con un regalo.

— Dazai-san... Allá está Chūya-san... ¿Nos sentaremos con ellos?

Preguntó nervioso, ocultando la bolsita de regalo detrás de su espalda cuando sintió un pequeño jalón hacia la bolsa.

— ¿Q-Qué haces?

Cuestionó sorprendido. Natsuki rió travieso y sostenía la bolsa de regalo que Atsushi llevaba para Kenji.

— ¿Por qué la escondes? Es un bonito regalo.

Comentó tierno, sonriendo al joven de ya veintitrés años. Dazai se puso a la altura del pelirrojo y palmeó su cabeza un par de veces.

— A Atsushi-kun le da pena traer regalos tan pequeños, Natsuki-kun. Porque tu mami y los de la Port Mafia traer regalos grandes y costosos. Nosotros no estamos para esos lujos.

CORRUPTION GRAVITY [MPREG, BOY LOVE]Where stories live. Discover now