Mediados de invierno se vivía de una forma distinta en un pleno prado costero en Irlanda a lo que se vivía en Inglaterra. El viento era más frío y fuerte, la lluvia era constante, pero en ocasiones el sol salía reluciente en el cielo, lo que le daba una oportunidad de continuar con su trabajo; al menos los pilares del primer y segundo piso junto con el techo ya estaban listos.
Sabía que con la llegada de la primavera valdría la pena.
Se despojó de sus botas en cuanto llegó al granero en que estaba alojando por la temporada, su cabello estaba algo crecido y en su rostro había una barba de no más de un par de días, estaba constantemente sucio y no parecía la misma persona que había abandonado Inglaterra para llegar a ese lugar, pero no le importaba demasiado cuando se trataba de cumplir la promesa que había hecho. Se acercó a la estufa que estaba en una esquina del lugar mientras se despojaba de sus ropas mojadas por la lluvia, tomando pronto su pijama para no entrar más en frío cuando caminaba hacia el fuego; no le gustaba la soledad, no después de todo el tiempo que había pasado solo con su dolor en Alemania... Pero con sólo pensar en la razón por la que estaba ahí parecía ponerse feliz una vez más. Richard no tardaría estar en ese lugar con él.
Hace un par de meses no creía que podría construir una casa de dos pisos con demasiadas habitaciones e incluso un balcón desde cero sin ayuda alguna, pero era increíble lo que el amor podía hacer en él. Solamente le bastarían un par de meses para poder terminarla por completo, incluso ya estaba afinando los últimos detalles de la gran y hermosa escalera que su esposo había propuesto... Estaba haciendo ese hogar según todo lo que su amado le había dicho, quería consentirlo, amarlo e incluso protegerlo en el que sería su nuevo hogar.
El dinero que el gobierno le había dado por su servicio y por el desarrollo de la misión, incluso por el asesinato del Führer había sido de gran ayuda... Todo ese dinero había servido para comprar ese enorme terreno de sesenta y cinco hectáreas, los materiales de la construcción de su hogar, el granero en el que se encontraba refugiado, con lo que había sobrado podía cubrir toda la educación de su pequeño hijo hasta el término de la universidad y aún le sobraba demasiado de aquello, el sobrante y el salario que le brindaba el Estado por su desempeño como militar lo hacían estar hundido en dinero y era posiblemente lo que menos le importaba, sólo le importaba el hecho de que al fin podía estar con su familia en su hogar.
Hacía la vida más fácil, sin duda... Pero no lo hacía feliz como su familia lo hacía.
Veía el plano de su hogar una y otra vez, asintiendo apenas un poco al ver que todo lo que llevaba construido era exactamente lo que en ese enorme pliego de papel estaba estipulado. Una enorme sonrisa se esbozo en sus labios, pues pronto podría comenzar a realizar la fachada y progresivamente la instalación eléctrica, cosa que él no haría porque no quería hacer todo ese trabajo y luego morir electrocutado. Se podía decir que incluso estaba hasta orgulloso de su propio trabajo, la soledad y estar lejos de su familia no le gustaba, pero aquello le traía eficiencia y rapidez, porque sabía que si ellos estuvieran ahí, posiblemente se la pasarían en ese granero para poder mimarse entre los tres hasta que el sol se escondiera y luego volviera aparecer.
"Habitación de estrella." Susurró para sí mismo mientras trazaba esas mismas palabras sobre el plano, sabiendo bien que esa era la habitación del segundo piso que más avanzada estaba. "No está hacia el mar porque los monstruos marinos pueden venir a comerme mientras duermo, papá." Dijo con diversión en su voz, por el sólo de recordar cuando su pequeño había dicho aquellas palabras, imitando casi a la perfección su hablar.
Su pequeño, aunque ya había cumplido ocho años hace un par de meses, seguía siendo el mismo bebé de siempre. Todo el tiempo estaba buscando por los brazos de él o de Richard para protegerlo de sus pesadillas, no había día que no riera o día que no apareciera con sus curiosas preguntas sobre cosas que ninguno de los dos podía explicar. Su reencuentro con él, luego de haber hecho su aparición en la vida de su amado, le había devuelto el poco de su vida que había estado perdida en los últimos tres años. Sin duda los brazos de su hijo y sus lágrimas de felicidad no tenían comparación alguna y eso sin duda lo hacía el padre más feliz y orgulloso del mundo.

YOU ARE READING
Come Back To Me. [Starrison]
FanfictionNecesito que me cures de este dolor, no importa si son con tus oraciones o con tus caricias, sólo necesito que lo hagas, que me observes con esos ojos que robaron mi alma de la mano de Dios sólo con una mirada, que sonrías para que haya luz en mi pe...