Manjirō Sano

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Tipo: Drabble.

Género: Angst.

Palabras: 468.

Advertencias: Indicios de relación tóxica.


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—No.

Era indiscutible. La resolución de Mikey no daba lugar a réplica y el intento de una murió en la punta de su lengua antes de incluso haber podido abandonar su boca. No había caso.

Oshin se clavó las uñas en las palmas de sus manos con fuerza desmedida, sintiendo la formación de un nudo tan familiar en su garganta seca. Inclinó la cabeza, buscando confort en sus zapatos blancos ya grisáceos por el uso, y apretó la mandíbula para retener los lamentables hipidos que pedían salir desesperados. No estaba dispuesta a llorar bajo el escrutinio de su ojos negros desprovistos de cualquier endeblez.

Respiró profundo, intentando disipar la horrorosa incertidumbre que amargaba su paladar y se apropiaba de su mente, queriendo hacer de su existencia un caos oscilante. No se iba a salir con la suya. Al menos, no esta vez.

Llegó a un ultimátum, ya que pensar no servía de nada, y de inmediato se vio envuelta en el crudo deseo de querer fundirse con él. Y así lo hizo, dando rienda suelta a su instinto más primitivo, porque su supervivencia dependía de eso y pronto se vería despojada de lo único que la mantenía anclada a la fantasía que había pulido como ansias de vivir.

Sus brazos rodearon la figura de Mikey en un intento de calmar la ansiedad progresiva, aferrándose a él en un abrazo sofocante impregnado de afecto infinito y, a la vez, de una tristeza desbordante.

Lo sintió tensarse completamente bajo su peso, pero la acción fue fugaz cuando la incredulidad fue sustituida por total resignación, y sus hombros cayeron flácidos, viéndose incapaz de seguir con la fachada.

—Qué extraña eres —salió de sus labios. Fue un ligero murmullo que resonó en el oído indefenso de Oshin, haciéndola estremecer de pies a cabeza sin compasión aparente—. Realmente no entiendo lo que piensas —se sinceró.

—No debes forzarte a hacerlo, solo... —Aspiró su aroma, resguardando el recuerdo en su mente como si fuera oro y disfrutando de la cercanía que quizás jamás podría volver a sentir en un futuro. El destino era incierto para ellos—. Acéptame por ahora.

—Así que puedes ser egoísta —se rio sin ganas, envolviendo con tierna cautela la cintura de la mujer en sus brazos.

Y allí fue cuando ella se desplomó por completo, liberando cualquier angustia acumulada, llorando sin restricciones en el hombro del que alguna vez fue su más grande consuelo, desahogándose demasiado pero no lo suficiente, porque ya nunca sería suficiente. La realización latía insoportable y no había nada por hacer. Ya no.

—Perdón —pidió entre sollozos ahogados. El desazón ardía como la lava en cada sílaba temblorosa—. Perdón —repitió, afianzando su agarre en un intento infructuoso de apaciguar la desolación que la proclamaba como suya.

Mikey entendió, pero prefirió callar, aceptando su calor en silencio. 



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✦Dreamscape; Tokyo RevengersWhere stories live. Discover now