✦Dreamscape; Tokyo Revengers

Manjirō Sano

Tipo: Viñeta.

Género: Fluff.

Palabras: 534.

Siete y media de la mañana. El pitido estridente de la alarma había estado sonando con todo vigor por, al menos, cinco —o diez— minutos. Su objetivo claro estaba hecho cuando el revoloteo de una mano marcó su fin sin un afán de amabilidad.

Bufaste hastiada, sintiendo el peso del sueño entre pestañeos lánguidos y descoordinados. El frío invernal se colaba por la ventana, acariciando tu poca piel expuesta y simplemente volviendo todo aún más complicado. La temperatura era idónea para morir acurrucada entre frazadas gruesas, pero la parca no sospechaba estar interesada en ti por el momento, dejándote sin más alternativa que cumplir tus responsabilidades como todo ser humano capaz.

Volviste a pegar la cabeza en la almohada, intentando disipar la somnolencia restante y buscando esa pizca de voluntad que asegurabas tener. Pensar en un café caliente estaba convirtiéndose en ese pequeño empujón que necesitabas para enfrentar al mundo, pero tal atisbo de luz te había segado de ver aquello que se coronaba como el verdadero problema en tu rutina de adolescente corriente.

—Mikey... —llamaste con voz reseca. Las bajas temperaturas eran un alivio para personas como tú, pero nadie podía escaparse de la sequedad que traían consigo las noches heladas—. Mikey —pronunciaste esta vez con más convicción, palmeando su espalda levemente.

Un gimoteo quejumbroso fue lo único que obtuviste como respuesta. Su rostro se encontraba perdido debajo de las frazadas, dejando como única evidencia de su existencia los mechones rubios de su cabello que sobresalían hacia todas direcciones, totalmente desordenados.

—Manjiro.

—Hmp —Mikey se giró de repente, deteniendo su trayectoria una vez su brazo consiguió su cometido alrededor de tu cintura, atrayéndote hacia sí hasta apegarse por completo, y hundiendo el rostro entre tus senos con la única idea de seguir dormitando sin precedentes—. No me llames por mi nombre, se siente como si estuvieras regañándome...

—Es porque lo estoy haciendo. Levántate, hay escuela —Intentaste despegarte de él, a sabiendas que el intento era fútil. Tu fuerza no era para nada comparable a Mikey el Invencible, pero quizás tu insistencia podría hacerlo ceder.

«Como si eso fuera a pasar», te reíste de ti misma.

—¡Pero hace frío! Sigamos durmiendo... —pronunció contra tu pecho, refunfuñando. La pierna desvergonzada que descansaba por encima de las tuyas reafirmaba sus palabras.

—Faltamos la semana pasada, ¿recuerdas? Estamos al límite de inasistencias y adivina de quién es la culpa —Apartaste los mechones de cabello que cubrían sus ojos, dándole un pequeño golpe en la frente como castigo.

Mikey chasqueó la lengua en señal de negación, levantando su cabeza y dejando ver sus luceros onix parcialmente para lanzarte una mirada de reproche mientras sus labios formaban un pequeño mohín.

Ah.

Maldito sea Manjiro Sano y sus malditos genes malditamente favorables.

—¡Ugh, está bien! Pero no se volverá a repetir, ¿me escuchaste? —le advertiste con el ceño fruncido, sin apartar tu mirada de la suya.

—Bieeen~, cómo tú digas —Dejó escapar una risilla, volviendo a buscar comodidad entre tus senos y refugiando su mano en el calor de tu vientre debajo de la camiseta —. Podemos volver a dormir ahora, ¿verdad?

Suspiraste derrotada, dejándote perder en la calidez reconfortante que irradiaba el cuerpo de Mikey. No había nada por hacer.