CAPÍTULO 184: EL PEOR LADO

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—¿Has vuelto a perder?

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—¿Has vuelto a perder?

JJ resopló y le dio la espalda a Solira, intentando dormir. No le gustaba reconocer que había perdido, pero no podía negarlo tampoco. Sí, era un egoísta y un avaro; sí, había preferido quedarse con aquella estatuilla en vez de ayudar a un pueblo entero a sobrevivir.

En cuanto había salido del castillo de Avaricia, se había hallado en el escenario opuesto: un pueblo en ruinas, con la gente arrastrándose por el cansancio, el hambre y la enfermedad. JJ se había sentido horrorizado al ver a aquellas personas a punto de morir, con sus casas de barro y sus ropas agujereadas. Olía a excrementos y comida rancia.

—Señor —le había rogado una niña, agarrándose a su pierna—. Por favor, ayúdenos.

JJ había observado aquel paraje con angustia, agachándose para coger a la enclenque chiquilla entre sus brazos.

—¿Qué necesitáis?

—Cualquier donación nos vendría bien. —Se había acercado la que debía ser la líder el pueblo—. La guerra arrasó con todo y no tenemos dinero para comer o levantar de nuevo nuestros hogares... ¿Puedes contribuir con algo?

Fue en aquel preciso instante cuando el poder de Avaricia le puso contra las cuerdas. JJ se había detenido un momento, reflexivo, bajando de nuevo a la niña y escondiendo la estatuilla de barro a sus espaldas. Si les entregaba aquel tesoro, podrían revivir aquel pueblo y sacar a sus habitantes de la miseria; pero, entonces, él ya no sería todo lo rico que Avaricia le había prometido.

La niña le había lanzado una mirada curiosa a la estatuilla y, tirando de la falda de la mujer, había dicho:

—Nana, ¿ese no es nuestro antiguo tesoro?

—¿Qué dices, niña? —le había reprendido JJ, dando un paso hacia atrás—. Esto es...

—¡Sí! —La voz de la mujer había conseguido alertar a los demás habitantes, que se habían aproximado a ver—. ¡La antigua reliquia que nos robaron! Con ella podríamos pagar nuestras...

—¡No! —había gritado JJ, aunque por dentro sintió que no debía haber dicho eso. Su prueba consistía en ser generoso y entregar la estatuilla de Guilde—. Esto es mío.

—¡Es nuestro!

—Lo he encontrado yo y me lo han regalado. ¡Es mío!

—¡Podría salvarnos a todos!

JJ se había sentido acorralado, pues los pueblerinos habían ido cercando todo a su alrededor. Sus deseos de comprar una casa y formar una familia bien mantenida junto a Isabella, además de ayudar a sus humildes padres, se iban desvaneciendo con cada súplica de aquellas personas. Pero él no dejaría que le arrebatasen algo tan preciado.

—Lo siento, pero esto es mío.

Con un hechizo, se había deshecho de todos los que tenía a su alrededor, incluso de los más viejos o pequeños, tirándolos al suelo. Avaricia irrumpió entonces en la simulación y le indicó, con el mismo retintín que Envidia, que había perdido su prueba.

Gran Prix Mágico: La Final (Yuri!! on Ice)Where stories live. Discover now