CAPÍTULO 199: EL CÍRCULO DE LA VERDAD

599 108 51
                                    

No hubo rastro alguno de Phichit

Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.

No hubo rastro alguno de Phichit. Con la excusa de ir al servicio, el muchacho había aprovechado para escapar de Durmstrang antes que enfrentarse al castigo que mereciese por haber trabajado para los Sombras. Ahora no solo había colaborado con una organización de mortífagos; también era un fugitivo.

La desaparición de Phichit, no obstante, no fue la única en el instituto.

Cuando Yuri salió del despacho de Baranovskaya tras haber vuelto a ser interrogado respecto al posible paradero de su amigo, decidió regresar a los subterráneos de Durmstrang en busca de Víktor; quería saber si ya había recuperado la consciencia. Al llegar al cuarto que una enfermera le indicó, se encontró con una habitación ocupada por una persona que no era su novio.

Se trataba de Georgi Popovich, a quien había conocido durante la etapa de Mahoutokoro. Llevaba años siendo amigo de Víktor, de los pocos que tenía en el colegio, y debía de haber ido a visitarlo en cuanto se enteró de su presencia.

Sin embargo, Víktor no se encontraba por ninguna parte.

—¡Katsuki! —lo saludó, levantándose de sopetón de la cama. Ocultó con rapidez algo tras su espalda—. ¿Cómo estás?

El chico se sentía confuso, pero seguía horriblemente cansado, así que ni se preocupó por lo que fuera que escondía.

—Vengo a ver a Víktor. ¿Está en el baño o algo?

Georgi se mordió el labio y miró hacia el cuarto de aseo que había al fondo.

—Eeh... Sí, tiene un apretón. Lleva ahí un buen rato. Va para largo.

Estaba claro que era una mentira.

—¿Dónde está de verdad?

Ni siquiera tenía fuerzas para exigirlo, solo para preguntarlo con cansancio.

—Pues... Si te soy sincero...

No tenía ni idea, estaba claro. Y se sentía tan culpable por cómo sonaba.

—¿Se ha marchado?

—Sí.

—¿Volverá?

—Me ha dicho que sí.

Yuri suspiró a la vez que se frotaba los ojos. Se lamió los labios, secos y sedientos.

—Me vale.

No tenía ganas de preocuparse por Víktor. No tenía ganas de casi nada. Solo de tumbarse y dormir y olvidar aquel deseo de matar que le había poseído durante su escape de la sede de los Sombras. Seguía bullendo en su sangre, susurrando en su oído. «Mata, mata, mata, ¡mata!».

Miró a Georgi y tuvo que clavarse las uñas en las palmas para no querer descargar aquel impulso sobre el chico.

—Gracias. Cuando regrese... dile que estaba buscándole.

Gran Prix Mágico: La Final (Yuri!! on Ice)Onde histórias criam vida. Descubra agora