EPÍLOGO

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MARCOS

Domingo 5 de septiembre

El calor de la mañana de domingo le recibe cuando sale a la terraza de su casa. Ahí, en la piscina, ve a Valeria quien acaba de saltar al agua. Ambos querían disfrutar de los últimos días de verano que les quedan. 

Marcos ha subido a ponerse el bañador, ya que cuando Valeria tocó a su casa, el joven no se había preparado. 

Valeria le regala una sonrisa desde el agua, se aparta el pelo de la cara y habla.

—¡Venga va! ¡Ven! 

El joven le devuelve la sonrisa y coje carrerilla para saltar de bomba a la piscina. Eso hace que salte agua de la piscina y que empiecen las risas entre los chicos. 

Pasan mucho rato dentro, y cuando salen ya casi es la hora de comer. Se sientan en las tumbonas para secarse mientras siguen hablando de este verano.

Valeria y Marcos se han estado viendo durante el resto del verano, se tomaron en serio lo de volverse a ver después del crucero. En cuanto llegaron a sus casas después del viaje, no han parado de hablar, cosa que ha hecho que la relación entre ellos dos aumentase. 

Con Sandra también hablan bastante, aunque su amistad es más complicada debido a que viven mucho más lejos, pero eso no ha creado muchos problemas de momento. 

—Marcos, Valeria, ya está la mesa preparada —se escucha la voz de Mario, que se asoma por la puerta de cristal que da a la terraza. En cuanto les avisa, los jóvenes asienten con la cabeza y el mayor se va. 

—Aún no asimilo que estuviera enrollado con tu hermana en el crucero. —Dice Marcos poniendo la mirada sobre Valeria, quien no aguanta una pequeña risa.

—Ya, yo tampoco. Y tampoco es que me quisiera contar mucho de la historia cuando le pregunté.

—A mi tampoco me ha dicho nada Mario. Aún sigo algo traumatizado por la escena que vi el último día del crucero —responde mientras finge un escalofrío. Cuando cruzan miradas empiezan a reirse.

—¿Crees que se seguiran viendo? —pregunta Valeria cuando las risas cesan. La joven se levanta de la tumbona y se sitúa al lado de Marcos. El joven se encoge de hombros.

—No lo sé. Se va por ahí las mismas veces que se iba antes del crucero.

—Ya, mi hermana también. 

—Bueno vamos a comer —dice levantándose de la hamaca y acariciando las mejillas de Valeria mientras le da un beso en los labios. Cuando se separan, ambos tienen una sonrisa bastante feliz. 

Ambos se ponen la ropa por encima de los bañadores y se preparan para entrar a la casa. 

Al salir del crucero, Marcos tenía una conversación pendiente con su padre y Carolina, y la tuvieron. La dicusión en sí no acabó muy bien, pero con el paso de los días y más conversaciones todo ha vuelto a la normalidad, al menos con su padre. Marcos y Carolina siguen teniendo una mala relación, pero al menos ahora es un poco más madura y no se faltan al respeto. 

Marcos también tuvo que decidir qué hacer con Álvaro y Lucas. Después de varias conversaciones con su hermano mayor y Valeria, llegó a la conclusión de que lo que verdaderamente quería era alejarse de ellos y hacer amigos nuevos en la universidad. También le ha parecido una buena manera de emprender una nueva vida. 

Valeria y Marcos se dirigen al comedor, donde están Mario y Alberto en la mesa. El mayor está mandando mensajes por el móvil mientras tiene una sonrisa ladeada, y el pequeño está jugando con su peluche de lagartija. 

AMOR E INTERROGANTES [DISPONIBLE EN AMAZON]Where stories live. Discover now