A qué precio? parte 2

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Ross estaba al otro lado de la celda, dos hombres sujetaban a Natasha con todo su cuerpo para evitar que se escapara, ciertamente ella no tenía esa intención puesto que no quería más problemas.

Wanda había encontrado la forma de comunicarse con ella a través de sus pensamientos, a sus palabras, Nat pensaba a gritos. Le habían ofrecido tener visitas por parte del equipo pero ella era perseverante y, orgullosa, así que no dejo que ellos la vieran en el deplorable estado en qué se hallaba después de todas las torturas que sufrió por el inútil intento de Ross por conseguir información de ella, que por cierto ella no tenía. Pregunto por su fecha de nacimiento, cosa que ella realmente no sabía.

—¿Cómo es posible que no sepas tu fecha de nacimiento?— pregunto Ross caminando en círculos frente a ella, la habían atado a una silla, por si acaso.

—¿A leído mi expediente? No se realmente nada de mi, lo único que me concierne es que mi nombre es Natalia Alianovna Romanova. Eh incluso y eso podría ser falso, ¿Qué espera de alguien que la mayor parte de su vida fue un fantasma?— dijo inclinándose al frente sobre la silla pero evitando caer.

—Respuestas, busco respuestas y alguna razón por la cuál mantener a la araña en su telaraña— Ross se atrevió a ver directo a sus ojos esperando por más respuestas de parte de la espía.

Quién diría que la temible viuda negra, la mujer que te mata con la mirada, y que te manipula con tus propias palabras estaría encerrada como un animal salvaje y ella no haría nada. Pocos tienen el privilegio de presenciarlo. 

—¿Qué más le digo? Oh, que tal si le digo de todas las personas a las que mate desde los cuatro, que bien podrían ser miles. Oh tal vez de como me torturaban a los ocho años con cortes desde un punto nervioso a otro, que tal de las múltiples fracturas provocadas, o de como arruinaron las palabras lindas que tal vez me llegaron a decir mis padres: entrando guardias cosa noche y que al decirmelas yo me volviera un simple juguete sexual, cuando solo tenía 13 años— soltó una risa amarga que probablemente asusto a más de uno y que tal vez fue causada por alguna contusión craneal.

Cuando Ross se dio cuenta ella ya no llevaba las esposas y se encontraba a centímetros de su rostro, observando con desagrado sus ojos.

—¿Quiere escuchar más? Tengo más, ¿Cuál quiere saber primero, el de como mataba a mis compañeras por placer, o de como aborte a los hijos de los soldados del KGB? Escoja—
Se separó de regreso a la silla pero el general no tuvo tiempo de responder porque la pelirroja, después de caer al piso, empezó a convulsionar.

—¡Traigan a un médico! No puede morir hoy— se separó de Natasha después de comprobar su pulso cuando las convulsiones acabaron.

Cómo acabaron así, que pasó con ella. Simple: últimamente no tenía ganas ni de pensar y se había golpeado la cabeza contra la pared días antes. Y ahora posiblemente sus transtornos se habían asentado junto a sus traumas.

—¿Qué ocurrió? ¿Por qué la agente Romanoff está en esa camilla, y en coma?— pregunto Fury en cuanto entró a la habitación de hospital, después de haber sido llamado de urgencia por seguir a cargo de ella, aún después de diez años. Más o menos. Un psiquiatra iba con el.

—Una hemorragia endocraneal, durante la madrugada de hace dos días la agente Romanoff atentó contra su vida— dijo el médico a su derecha.

—Fury, ¿Quién es el?— llamo Ross.

—El psiquiatría de Natasha desde hace más de diez años, y quién de pura casualidad me comentó que ella— la señaló en la camilla, con la mirada —No se presenta en su consultorio desde hace un par de semanas— se cruzó de brazos y le dio una mirada asesina.

—Ha estado encarcelada—

—¿Sabe lo importante que es que ella llegara a su terapia semanal?— pregunto esperando un “Si” —Siquiera leyó su expediente médico me imagino—

—No…—

—Aja ¿Y que ha pasado?—

—Ella está en coma—

—Así es, ella está en coma— descanso sus brazos y se sentó así lado. Mirando con ojos tristes como la chica a la que termino de criar estaba por morir.

One-shots. Natasha RomanoffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora