Femme fatale.

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Tercera parte de "Mission of one thousand and one nights"

—Adios, Theo. Disfruta tu primer día de clases— Yelena le dio un beso en la cabeza al pequeño Theo.

Su sobrino estaba por entrar a su primer año de primaria, se prometió que lo protegería ante todo… su sobrino seria la viva imagen de su hermana de no ser por su cabello castaño claro. Tenía sus pequeños ojos verdes algo cristalizados.

—Tía Yel— hablo el pequeño tirando de su abrigo para que se agachara a su altura —No quiero estar aquí—

—Ya sé— hizo un pequeño puchero arrugando la nariz. El niño río un poco —Yo tampoco te quiero dejar aquí, pero, ¿Sabes?— el niño de seis años asintió con la emoción de acuerdo a su edad —le prometí a tú mamá que si llegaba a tener hijos yo los protegería con todo mi ser— se arrodilló a su lado y le acomodo la castaña melena tras las orejas —que si algo le pasaba, les daría una vida normal, y eso es lo que aré— Theo asintió sonriente, ya más de acuerdo con ir a la escuela.

Su tía siempre le contaba historias de cuando su mamá y ella eran niñas, su abuela le contaba de lo intrépida y leal que era, y su abuelo le repetía lo mucho que su madre lo amo más que a su propia vida. Ellos Siempre le hacían ver qué no hubo nadie más importante que él para su madre.

Sonrió de oreja a oreja y abrazo a su queridísima tía, era una escena digna de admirar.

—De acuerdo. Entra hay pequeña piraña y pateales el trasero a esos niños chillones.— le acomodo la ropa, se levantó y lo lleva de la mano a la entrada de la primaria. —La abuela Melina vendrá por ti, y en la noche celebraremos tu primer día de clases—

—Okey, tía. Te quiero—  le jaló el abrigo de nuevo para que se agachara a su altura y le lleno de besos la cara estrujandola entre sus cortitos brazos.

—Yo a ti también, pequeño—

El niño se fue con su maestra, Yelena derramó unas cuantas lágrimas, pero tenía algo que hacer. Vengaría a su hermana.

Tomo un taxi para así evitar dejar cualquier rastro de si, le dio la dirección del edificio del lado derecho de la sede Avengers, se encargó de encontrar todos los videos que la KGB tenía de las torturas a su hermana, todas desde el primer momento en el que piso la sala roja. Tomo una computadora de la base y puso los videos en un vídeo programado, de fondo en el vídeo se escuchaba la canción que siempre sonaba en la sala roja. Las torturas que más le dolió ver a Yelena al hacer el vídeo que en total duraba 10 hr. 39 mn. Fueron las más antiguas y las más recientes, sabiendo que ninguna de las dos se podrían haber evitado sin el cariño de alguien.

Los puso a reproducir, no había ningún vengador en la base, todos estaban en la playa. Si sus cuentas no fallaban deberían llegar en exactamente una hora, dejo el vídeo con una alarma de reproducción, comenzaría cuando detectará la llegada de al menos cinco personas.

Ahora…

Ahora solo se debía de preocupar por el regalo de su sobrino…

Al día siguiente se reportó el suicidio de Steve Rogers. Y el internamiento de de los demás vengadores en el pabellón psiquiátrico.

One-shots. Natasha RomanoffWhere stories live. Discover now