fotografía || TR || [ Angry x Rindou ] [ Ringry ] +18

sueño

Terminó bañando al pequeño, llenó la tina de agua caliente y lo sumergió con cuidado, se había quedado dormido sobre el colchón, se le veía agotado y Rindō debía admitir que fue muy egoísta, lo hizo aguantar 8 horas de sexo sin muchos descansos, haciéndolo correrse quizás seis veces. Se le veía derrotado, su cuerpo pedia a gritos un descanso, pero antes el rubio sentía que su bebé debería dormir cómodo y no dudó en darle un baño, limpiando suave su tierna y blanquecina piel, admirando los toques ruborizados en sus mejillas, hombros, codos y rodillas.

Lavó su cabello con cariño, acariciando sus preciosas hebras celestes con cuidado de no despertarle. Pero fue imposible, apenas lo envolvió con una toalla y lo llevaba en brazos éste comenzaba a desperar.

—¿Rin...?.— Susurró adormilado.

—Te secaré el cabello y te irás directo a la cama ¿Entendido?.— Besó su frente.

El menor asintió bostezando.

Quitó el cubrecama y lo reemplazó por uno limpio mientras Souya se cepillaba sus dientes.
Una vez sus cabellos estuvieran secos y suaves lo recostó con cuidado sobre la cama, logró hacerlo dormir en menos de cinco minutos.

Ahora era su turno de ducharse e irse a dormir. Ran no estaría en casa esa noche, dijo que saldría con un tal "insoportable" así que tenían todo para dormir tranquilos.
Tomó un cálido baño, sus músculos se relajaron por completo y su cuerpo ahora sólo rogaba descanso.
Secó su cabello, lavó sus dientes y observó su reflejo en el espejo; ahí estaba la pequeña marca de un chupón en sus clavículas, sus mejillas tomaron color y sonrió como un idiota.

Se estiró y bostezó amplio, realmente estaba agotado.

Quitó sus lentes y los reposó sobre la mesita de noche. Observó el cuerpo dulce del Kawata, sus facciones sobre todo, sus ojos cerrados, sus mejillas sonrojadas y sus labios rosados.

Durmiendo es casi un ángel.

Su cuerpo lindo y delicado ante la vista del de mechas celestes, a pesar de haberlo mandado a la mierda de un puñetazo y derrotado en el pasado sentía que aún así es alguien con un cuerpo frágil que debe proteger.

Se acostó a un lado de su bebé y tomó su movil dispuesto a colocar la alarma.

"Sonará dentro de las 8 horas y 35 minutos"

—Descansa cariño.— Devolvió su dispositivo a la mesita de noche, se acomodó y dispuso a dormir, no sin antes darle varios besos cortos en la frente.