¿cita?

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Las siguientes noches fueron un poco más amenas, quizás emocionantes, ahora sí enviaba con más confianza mensajes al pequeño, al menos se daban las buenas noches y a veces los buenos días

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Las siguientes noches fueron un poco
más amenas, quizás emocionantes, ahora sí enviaba con más confianza mensajes al pequeño, al menos se daban las buenas noches y a veces los buenos días. Seguían teniendo sexo y besándose comúnmente, claramente siempre a escondidas.

El problema partió cuando Rindō empezó a desarrollar sentimientos, siendo que era lo contrario a sus planes.
Fue humillante tener que admitirlo, incluso frente a Ran.

Flashback

—Oye, Ran, tengo que decirte algo.— Murmuró, ambos estaban sentados en la mesa de su sala de estar, comiendo su desayuno.

—¿Hm? ¿Qué pasa?.— Subió su vista hasta su hermano, aún mientras comía.

—Sí me gusta el niño ese... ya sabes... Angry.— Sus mejillas enrojecieron, intentando mantener la calma bebió un poco de su jugo.

Pero Ran parecía trapicarse con la comida debido al asombro, comenzando a tocer y seguido bebiendo algo de su jugo para bajar los alimentos.

—T-tranquilo... Ya lo sabía, pero me tomaste desprevenido...— Limpió las lágrimas que asomaron por sus ojos.— Pero te advierto que es peligroso, trata de mantener tu tonto romance en secreto o las consecuencias no sólo serán para él, también para nosotros dos. Y además... ¿Desde cuando son novios? Me apena que recién me lo digas.— Su mirada cambió a una más traviesa.

—El problema es que... no es mi novio...— Rascó su mejilla.

—Ah, ¿Cuánto llevan saliendo?.—

—Ni siquiera eso...— Puso ambas manos en su rostro, avergonzado.

—¿Te has declarado al menos?.— Su ceño se frunció.

—.... No...—

—Vaya... sí que eres patético...— dió un último bocado a su desayuno, poniéndose de pie dispuesto a ordenar la mesa.

—No me digas lo que ya sé...— Se levantó tomando los platos vacíos y dejándolos en el lavaplatos.

—¿Al menos piensas declararte?.— Se apoyó en uno de los muebles de la cocina y dividió su cabello ya seco, comenzando a trenzarlo.

—¿Y para qué?.— Abrió la llave, empezando a lavar los platos.

—A veces me pregunto si te caíste de la cuna o algo...— Acarició el puente de su nariz con notoria molestia.

Fin Flashback

¿Para qué declarársele? Es decir, sí, está bien, le gusta mucho, lo tiene en mente a cada minuto, cada cosa cursi le recuerda a su persona y ni hablar de sentirse desesperado por un abrazo suyo cuando se siente triste.

Quizás se hizo una idea del por qué debería declarársele cuando lo vio hablando un poco más animado de lo habitual con uno de sus compañeros de escuela, notando sus facciones más relajadas y evidente entusiasmo de un tema en particular.

"—¿Éstos son los llamados celos?.—"

Obviamente siendo su novio lo haría de su total propiedad, alejando a las posibles amenazas que quiten toda la atención que Souya le da.

Después de su patético escándalo, interrumpiendo la charla de ambos chicos animados y llevándolo a arrastras consigo hacia su motocicleta lo soltó y obligó a subirse detrás suyo.

Souya por su parte no tenía intenciones de subirse, pero para evitar que más miradas se posaran en ambos no quiso llevarle la contraria, subiéndose detrás del rubio y afirmándose de cualquier cosa menos de su abdomen con el fin de no levantar sospechas o rumores innecesarios.

Rindō avanzó por la carretera rápidamente, saltándose incluso algunos semáforos en rojo con tal de llegar más rápido.

Apenas llegaron al parque que solían frecuentar redujo su velocidad, estacionando su vehículo a un lado de la entrada al sitio.

—Ven, vamos Souya-chan.— Tomó rápidamente su brazo, corriendo junto a él hasta su lugar especial.

Un espacio rodeado de frondosos árboles y verde pasto, con algunas flores silvestres brotando desde el suelo, no muy a la vista de las personas pero no tan escondido.

—¡O-oye!.— Se safó de su agarre apenas llegaron.— ¿Qué te pasa?... Estaba hablando con un amigo...— Murmuró apenado.

—¿Ah? No me di cuenta.— Mintió.— Apenas te vi quise traerte conmigo.—

—¿Qué quieres...?.— Sus ojos se encontraron.

Esos lindos ojos azules... Su pecho se aceleró y fue inevitable sonreir.

"—Si me pudieras dar un hijo ¿tendría esos ojos tan bellos?...—"

—Ah, nada, sólo queria... verte un rato...— Sus mejillas se coloraron así mismo las del peliazul.

—Ah... ¿E-enserio?.— Sus latidos aumentaron, dando a inicio a las populares mariposas en su estómago.

—Sí... Oye ¿No te interesaría volver a hacerlo en los baños del parque? Ya sabes...— Sonrió de lado tomando con cariño una de las mejillas del Kawata.

Ésto lo hizo sentir un poco decepcionado.

—Ah... no, no tengo ganas hoy...— Desvió su mirada, notando como el calor de sus mejillas desaparecía.

—No importa...— Susurró.— ¿Tienes planes para mañana? Es viernes y sales a las doce del día...— Titubeó un poco.— Hay una heladería nueva en el centro, pensé en que quizás quieras acompañarme... Ran no puede y yo.— Sus mejillas tomaron algo de color.— Pensé en ti.—

Los ojos de Souya tomaron un brillo de ilusión, asintiendo lentamente a su vez su rostro volvía a colorarse.

—Claro... ¿A-a qué hora?.—

—¿4:00 está bien para ti?.— Se acercó lentamente, acariciando sus mejillas.

—¡Sí!.— Habló con suavidad, intentando contener su emoción.

—Perfecto... es una cita entonces.— Besó con cariño su frente.— ¿Quieres ir a casa? Te voy a dejar.—

—Gracias Rin-kun...— una pequeña sonrisa apareció en sus labios.

—Pero déjame besarte aquí, luego es peligroso hacerlo cerca de tu casa.— Bajó un poco su rostro, observando deseoso sus labios.

—Adelante...—

Sus bocas se unieron lentamente en un beso cariñoso, suave y romántico, disfrutando del toque contrario. Sus brazos se rodearon desesperados con la intención de sentirse más cerca a la par que el beso se hacía más caliente y algunas risas se escapaban de sus labios.

Estuvieron así un rato hasta que quedaron sin aire.

—Bien, bebé, andando.— Susurró en su oído, dándole un corto beso en su mejilla antes de separarse e irse ambos hacia la salida.

"—Con sólo tenerte 20 minutos para mi me haces inmensamente feliz.—"

—"

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