LISA

1.7K 247 22
                                    

POV LISA

Jesús, es perfecta.

Por muchas veces que me haya imaginado a Jennie desnuda, nunca pensé que pasaría así. Nunca pensé que pasaría siquiera, si soy completamente honesta.

Ella es demasiado buena para mí. Se merece algo mejor.
Pero me gusta y la quiero, y por alguna loca razón, parece que yo también le gusto.
¿Pero qué es lo que realmente quiero ahora? Quiero hacerla sentir bien. Quiero hacerla gemir. Quiero darle el mejor puto orgasmo que haya tenido en su vida.

Ante mí, su coño brilla por su excitación. Joder, me encanta que esté ya tan mojada para mí. Acerco mi boca a sus pliegues, mi polla palpita mientras respiro su dulce aroma femenino. Manteniendo sus gruesos muslos bien abiertos, extiendo mi lengua y la pruebo por primera vez.

—Oh —jadea Jennie, su cuerpo se estremece.

—¿Se siente bien? —murmuro. La lamo de nuevo antes de que pueda responder, provocando un gemido agudo en sus labios. Sabe increíblemente bien, incluso mejor de lo que imaginaba. Con avidez, recorro con mi lengua su coño y luego subo y bajo por su clítoris, explorando cada parte de ella. Sus muslos se estremecen a ambos lados de mi cara.

—Dios mío, Lalisa... —Su voz tiembla y empuja sus caderas hacia mí. —Se siente increíble...

Sus palabras se cortan cuando empiezo a lamerla, aplastando mi lengua contra ella para poder saborear todo lo posible de una vez. Gimiendo, aplasta su dulce coño contra mi cara. La humedad gotea de ella, cubriendo mi lengua, haciendo que mi polla se ponga tan dura que parece que fuera a salirse de mis pantalones.

—Santa mierda —dice Jennie. —Santa mierda.

Cierro mis labios sobre su clítoris y lo chupo, arrancando un grito agudo de ella. Me encanta lo receptiva que es. Lo desenfrenados que son sus gemidos. No lo esperaría de una chica dulce como ella, pero supongo que debería haber sabido que no debía hacer suposiciones. Tiene un lado salvaje, esta chica, y es jodidamente caliente.

Le chupo el clítoris un rato más, arrancándole más de esos deliciosos gritos, y luego vuelvo a lamerla, pasando la lengua por su coño y por su clítoris con cada largo y duro golpe de lengua. Gime y jadea mientras la acerco cada vez más al punto de no retorno.

Puedo sentir el momento exacto en que su orgasmo la alcanza. Cada músculo de su cuerpo se tensa y luego se relaja en oleadas mientras grita. Gimo contra su sexo, clavando mis dedos en la abundante carne de sus muslos.

—Oh, Dios mío —gime, relajándose mientras su orgasmo disminuye. La miro con asombro y ella me mira a mí, todavía respirando con dificultad, con los ojos llenos de necesidad.

Sentada, busca la hebilla de mi cinturón. Mi polla palpita, la idea de sus labios succionando alrededor de mi polla es casi insoportable. Pero antes de que consiga desabrocharme la bragueta, se oye un sonido procedente de la otra habitación, un sonido que ambas sabemos inmediatamente que es la puerta abriéndose.

Sin mediar palabra, nos apresuramos a ponernos decentes. Me ajusto los pantalones y me escondo la erección, y Jennie se pone las bragas y se alisa el vestido. Luego nos apresuramos a pasar por la abertura de la librería a la otra habitación, donde encontramos la puerta abierta y una chica de pie con una mirada de sorpresa.

—¡Jennie! —dice la chica, acercándose a toda prisa para abrazarla. —¿Dónde demonios has estado? Te he buscado por todas partes.

Miro a un lado y a otro entre ellas. Jennie parpadea y parece un poco conmocionada mientras mira de la chica a la puerta.

—¿Jisoo? ¿Cómo has entrado aquí? —pregunta Jennie. —¿Cómo has abierto la puerta?

La chica la mira como si le hubiera crecido una segunda cabeza. —¿Estás borracha? ¿Cómo crees que he entrado? Sólo giré el pomo.

Jennie abre la boca para explicar, pero luego sólo sacude la cabeza.

—No importa. Salgamos de aquí antes de que pase algo más raro. Quiero ir a casa.

—¡Pero te has perdido la mitad de la fiesta! ¿No quieres bajar un rato antes de que nos vayamos?

Jennie sacude la cabeza. —Ni siquiera un poco.

Su amiga frunce el ceño y luego suspira. —Supongo que te prometí que podríamos irnos cuando estuvieras lista. Sólo que no pensé que estarías lista tan pronto...

—Puedo acompañarte a tu casa, Jennie —le ofrezco. —Así tu amiga puede quedarse.

—¿Estás segura? —pregunta Jennie, mordiéndose el labio. —No quiero arruinar tu noche ni nada por el estilo.

—¿Estás bromeando? —digo, sonriendo. —Tú has... —Me detengo, sin querer dar demasiados detalles. Jennie puede informar a su amiga más tarde si quiere. —Hay cero posibilidades de que me arruines la noche. Lo prometo.

Una sonrisa se dibuja en los labios de Jennie. —De acuerdo. Bueno... entonces sí. Me encantaría que me acompañaras a casa. —Mira a su amiga. —¿Te parece bien, Jisoo?

—Definitivamente. —Su amiga rodea a Jennie con sus brazos para darle un rápido abrazo. —Estaré en casa en un par de horas. No hagan nada que yo no haría. —Sonríe y vuelve corriendo por el pasillo antes de que ninguna de las dos pueda responder.

En la noche (Adaptación Jenlisa)Where stories live. Discover now