En la noche (Adaptación Jenlisa)

JENNIE

POV JENNIE

—No puedo creer que tus padres te hayan dicho eso —dice Lisa, riendo.

—Lo sé, ¿verdad? —digo, riéndome también.

Lisa y yo hemos estado compartiendo historias sobre nuestras vidas durante todo el camino de vuelta a mi apartamento, y siento que ya la conozco mucho mejor. Ojalá viviera más cerca para que pudiéramos seguir hablando así.

—Bueno, aquí es —digo, señalando el edificio de apartamentos más adelante en la cuadra. —Gracias de nuevo por acompañarme a casa.

—Cuando quieras —dice. —He pasado una noche muy agradable contigo, Jennie.

Tengo que tragarme un gemido mientras la miro a los ojos. El recuerdo de su lengua lamiéndome aún está fresco en mi mente. He intentado no pensar en ello, porque sabía que no sería capaz de mantener una conversación si lo tenía presente,  pero no puedo evitarlo por más tiempo.

Y pensar que si no nos hubieran interrumpido...

—¿Quieres... entrar un rato? —pregunto, sorprendida por mi propio atrevimiento.

—Claro —dice sin dudar. —Me gustaría.

Me sigue al edificio y sube a mi apartamento. Siento sus ojos clavados en mí mientras cierro la puerta tras nosotras.

—¿Quieres algo de beber, o... —Mi voz se interrumpe cuando ella da un par de pasos para cerrar el espacio entre nosotras y me rodea con sus brazos. —O esto también está bien.

—¿Mejor que un trago? —Esboza una rápida sonrisa, se inclina y me da un beso lento y caliente.

Me siento como si flotara al abrirle la boca. Sus manos recorren mi espalda y de repente soy consciente de las capas de ropa que se interponen entre nosotras. Quiero que sea ella quien me toque, no este vestido. Y yo también quiero tocarla a ella...

—Un millón de veces mejor que un trago —digo, sintiendo que me falta el aire mientras tomo su mano y la conduzco a mi dormitorio. Enciendo las luces de hadas que recorren el perímetro superior de mi habitación. Cuando me doy la vuelta,

Lisa está sonriendo.

Me da otro de esos largos y deliciosos besos, y luego desliza sus manos hacia arriba y me quita el vestido de los hombros, dejándolo caer y acumularse a mis pies.

—¡Qué hermosa! —murmura mientras da un paso atrás y observa cada centímetro de mi cuerpo casi desnudo. —Y tenemos mucha luz aquí, así que eso es una ventaja.

—Y no hay fantasmas que nos encierren.

—Oye, estar encerradas juntas no estaba tan mal —dice.

Me río. —Sí. Supongo que eso es cierto.

—En serio, sin embargo... ¿qué tan raro fue eso? Y luego tu amiga entró como si nada... —Sacude la cabeza. —Todavía no lo entiendo. Pero si fue un fantasma, supongo que les debo un gran agradecimiento.

—¿Sí? —Sonrío. —¿Por qué?

—Por llevarme hasta ti. —Alarga la mano y me acerca de nuevo. —Has hecho que esta sea una de las mejores noches de mi vida.

Me adelanto y tiro del dobladillo de su camiseta. Es como si toda mi timidez hubiera desaparecido. Aunque sólo sea por esta noche, hey, lo acepto. Levanto la camiseta de Lisa y ella se la quita hasta el final. Juntas le desabrochamos los pantalones junto al top y luego le bajo los bóxers. Trago con fuerza al ver su polla, que sobresale hacia mí.