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"Problematica sconosciuta"

Había descansado como nunca antes la noche anterior, una sonrisa se instaló en mi rostro, pero poco a poco se fue borrando al recordar todo lo que había ocurrido. Hoy sería un día largo ¿Qué día no era largo para mí?

Sentándome en la cama con todas las intenciones de levantarme me lleve una gran sorpresa, la cama y el suelo estaban llenos de bolsas, algunas marcas las lograba reconocer mientras que otras no tanto.

Empecé abriendo todas las bolsas y cajas que estaban cerca de mí, encontrando ropa, zapatos, joyas, cremas corporales y perfumes. ¿Acaso era el cumpleaños de alguien? ¿Navidad se adelantó? ¡Joder ¿Qué era todo esto?!

Una caja con una pequeña nota sobre ella llamó mi atención, la tome leyendo lo que decía:

A las Diez en mi despacho.

No llegues tarde.

Resoplé dejando la nota en algún lado entre el desorden que había hecho en la cama y abrí la caja encontrándome con un nuevo celular.

- Me estas jodiendo - susurré sorprendida. Me había comprado un celular que apenas había salido a la venta hace un tiempo. Lo desbloquee fijándome que solo quedaban 30 minutos para las 10.

Levantándome rápidamente de la cama, maldiciendo a todos mis antepasados luego de haberme golpeado el pie con la esquina de la cómoda que estaba al lado de la cama. Camine lentamente hasta el baño y tome una ducha rápida. Tomando algo de la ropa nueva que suponía que debía ser mía. Me vestí con unos jeans oscuros y un top color verde de mangas cortas. Me coloqué unas sandalias planas color blancas y salí de la habitación.

Bajé las escaleras y preguntado a uno de los empleados que pasaba por allí me dirigí hacia el despacho de Devil. Entrando sin siquiera tocar me di cuenta de que había interrumpido algo.

- ¿No sabes tocar una puerta? - preguntó con seriedad

- Disculpe, no esperaba que hubiese alguien más aquí. Yo... - señale la puerta detrás de mi preguntado silenciosamente si debía salir.

- Siéntate y mantente en silencio -

Sentándome en el sillón alejado del escritorio, me quedé embelesada viendo la gran estantería llena de libros, me levante y camine despacio tratando de ser lo más silenciosa posible, ignorando completamente la conversación que tenían los dos hombres que estaban en el lugar. Alessandra Pimoralli... El libro con esas letras en cursiva llamó mi atención. Más que un libro parecía ser un álbum, lo tomé cuidadosamente y lo abrí. La primera hoja decía: Una vita sola non basta per dirti quanto ti amo. Pase mis dedos por aquella simple oración recordado la clase de italiano que mi padre me había obligado a tomar. Sabía perfectamente que decía aquella oración... Una vida no es suficiente para decirte cuanto te amo... Pase a la siguiente hoja logrando ver a la mujer más bella que había visto en toda mi vida. Su pelo era negro. Un azabache tan oscuro como el carbón, unos intensos ojos azules, tan deslumbrantes como la dulce sonrisa que poseía. Labios pequeños, dos hoyuelos marcados en sus mejillas, llevaba un vestido amarillo y definitivamente sentí envidia. Era tan hermosa que parecía irreal. Antes de poder cambiar a la siguiente página el álbum fue arrebatado de mis manos con fuerza.

- No te han dicho que husmear las cosas de los demás sin permiso es una falta de respeto -

- ¿Quién es ella? -

- No tienes que saber eso -

- ¿Es tu novia?, es muy bonita. - seguí tratando de saciar mi curiosidad– Pero – caí en cuenta en algo – Si la tienes a ella, ¿por qué me traes aquí? ¡Dios!, hasta llegamos a tener sexo. ¡Joder! Soy horrible – dije tratando de no entrar en pánico recordando todo lo que había pensado la noche anterior.

DARK DEVILWhere stories live. Discover now