Capítulo 4: Los trágicos vecinos

55 9 3
                                    

—¿Tienes frío?

Ante esa inesperada pregunta, di un brinco que hizo derramar mi chocolate en la blanquecina nieve.

—¡Qué te pasa!

Sin importar como notables lágrimas se juntaban en mi ojos, encaré a Erwin, quien preocupado sostenía una cobija color menta entre sus pequeñas manos.

—¡Eres un tonto! ¡Mira lo que hiciste!

—No quise... Y-Yo no quise

Ví su labio inferior temblar, haciéndome preguntar si en realidad el clima era helado o mis palabras habían sido demasiado duras. Sin embargo, en el momento que quise reaccionar, Erwin salió corriendo hacia su casa, dejando su cobija en el trayecto.

Una picazón se hizo presente en la palma de mis manos y posteriormente, la sensación se expandió por todo mi pecho. Así que, tal como lo hizo el rubio, salí disparado hasta llegar a la recámara de Mikasa.

—¡Ya te dije que debes tocar antes de-!— No pudo terminar su queja, ya que en cuanto me vio, su gesto de enojo se tornó a uno lleno de preocupación.— ¿Qué pasó?, ¿Por qué estás llorando?

Abrí los ojos ante su cuestionamiento, puesto que no me había percatado del llanto que hacía nublar mi vista.

—Tranquilo, respira un poco— Me atrajo a su delgado cuerpo y fue entre sus brazos que pude ser más consciente de los hipidos que soltaba.

Tras unos minutos en esa posición, logré tranquilizarme, para después explicarle a Mikasa lo ocurrido con nuestro vecino.

—Fuiste muy grosero

—Lo sé— admití cabizbajo

—Eh, mocoso, no te pongas así. Tu actitud no fue la mejor, pero no todo está perdido.

—¿Ah no?, ¿Qué debo hacer?

—Haré más chocolate por la noche, y le llevarás un poco a Erwin como muestra de tu arrepentimiento—dijo—. Seguro le gustará.

—¿Tú crees?

—Claro que si

—Gracias, Mika

—De nada

Di un salto de su cama y me aproximé a la salida, pero su voz llamándome hizo que detuviera mi paso.

—Levi

—¿Si?

—¿De quién es esa cobija?

—Ah... De nadie

Salí tan rápido como pude, sintiendo un calor propagándose por todo mi rostro.

¿Cuándo tomé su cobija?

(...)

Logré distinguir la dorada cabellera de Erwin asomando por el respaldo de la banca. Por lo que tragué con fuerza y apreté la taza que tenía en manos, antes de caminar hasta él. No obstante, una vez estando frente a frente, sentí mi garganta cerrarse.

—¿Qué quieres?

Su frío recibimiento me hizo dudar

—¿Qué? ¿Ahora no vas a gritar?— Se levantó de su lugar, haciéndome notar la gran diferencia de estatura que existía entre nosotros.

—L-Lo siento

Di una reverencia, antes de estirar mis brazos para ofrecerle la bebida.

—Pero...

—Mi hermana hizo chocolate

El entendimiento iluminó su rostro, pero al momento que quiso tomar la taza, una autoritaria voz se escuchó.

—Erwin

Tal como en nuestro primer encuentro, el señor Smith lo llamó.

—Oye

Traté de aludirlo, pero Erwin se dedicó a recoger los lapiceros de color que tenía regados en la banca.

—¿Me vas a perdonar?

—Debo irme— dijo, a la par que chocaba su brazo con mi hombro.

—¡Eh!— Mi queja le hizo parar.— Y-Yo tengo tu cobija, prometo que te la daré.

—Quédatela

Sentenció sin más, antes de adentrarse a su morada. Entonces, a partir de aquel incidente, la inexistente relación con Erwin se hizo más ambigua y al mismo tiempo, más cotidiana.

(...)

—¿D-Disculpa?

Una dulce risa logra sacarme de mi trance. Sacudo la cabeza, dándome cuenta que estoy frente a la entrada de auditorio y en presencia de una singular compañía.

—Pregunté que si tienes frío— dice con un tono juguetón.— Es que tu suéter es muy delgado y el aire acondicionado es terrible aquí.

—Estoy bien, gracias... Eh-

—Armin, mucho gusto. Y me supongo que tú eres Levi Ackerman, ¿cierto?

Asiento

—Bueno, entonces acompáñame

Sigo a una distancia prudente su andar, dando un vistazo a su rostro, el cual luce demasiado joven para alguien de universidad. Pero, al momento que reparo en su estatura, es que las manos se me hacen puños.

¿Cómo es que un mocoso así puede ser más alto?

—¿Tengo algo en la cara?

—¿Qué?

—Es broma— sonríe, antes de extraer de su mochila, un folder rosa con estampado de colores, algo que a mí parecer, pega bien con su persona.— Ten, es el libreto... Oh mira, tu compañero llegó.

Cierro los ojos

Me había olvidado por completo de Erwin

—Buen día, por favor acércate— El menor le invita lleno de entusiasmo.— Mi nombre es Armin Arlert, un gusto

—Erwin Smith

—Woah, en verdad eres tan alto y guapo como lo mencionan

La declaración de Armin me hace tensar, a la par que provoca una risa nerviosa por parte de Erwin.

—Pero vamos, toma asiento

—S-Si, gracias

En ningún momento le otorgo una mirada, pero tampoco lo necesito para saber que no está agusto con mi presencia. Tan sólo le escucho carraspear, antes de tomar asiento detrás de mí.

Al instante, Armin le extiende un libreto al rubio.

—Bueno, primero lo primero... ¿Alguno de ustedes tiene problema con interpretar a un chica?

Tan rápido como Armin suelta nos pregunta, Erwin y yo abrimos la primera página del cuadernillo, notando como en letras negritas, sobresale el título de la obra.

Romeo y Julieta por William Shakespeare

GIRL CRUSH ➵ ERURIWhere stories live. Discover now