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—Dos semanas antes de que Stephan logrará capturar a Lord Dorset mi hermana volvió a enfermar, pero esta vez su condición era grave. El médico hizo hasta lo imposible para mantenerla estable, pero a duras penas podía caminar sin tropezar con sus propios pies o desmayarse. Ambas sabíamos que Paige era el motivo por el que Stephan peleaba nuestra batalla. Sin ella era posible que el hombre se echara para atrás y no podíamos permitirlo.—la determinación brilló en los ojos de su madre.—Decidí entonces hacerme pasar por mi hermana, él nunca me había visto así que no fue difícil acudir a sus encuentros fingiendo ser ella. Todo iba bien hasta que tu padre regresó a mi vida.—la marquesa miró a su esposo.— Durante meses había deseado volver a verlo, así que cuando nos encontramos perdí mi objetivo de vista por un instante. Stephan ya había eliminado al conde, yo era libre y tu padre me recordó lo feliz que podíamos ser. Solo había un problema...Stephan. Él amaba a mi hermana y ella lo quería a él, si Paige se recuperaba podría contarle la verdad y disculparme por haberle mentido, pero eso no sucedió. Ella siguió empeorando.—agacho la mirada.—Un día cuando fuí a su habitación para revisar cómo estaba me encontré con una visita inesperada. Margareth yacía parada frente a su cama y por la expresión en su rostro supe que descubrió nuestro secreto.

«Como era de esperarse me acuso de impostora y de estar manipulando a Stephan. Quise explicarle que a pesar de todo Paige sí lo quería y que su unión no solo era por interés, pero no me escuchó antes de marcharse. Como no volví a verla pensé que todo había quedado allí.—la vergüenza tiñó el semblante de la mujer.—Sin embargo, al cabo de una semana Stephan volvió junto a Margareth. La mujer ni siquiera me miró cuando él me pidió matrimonio enfrente de vuestro padre obligándome a decidir entre ambos. Yo apreciaba mucho a Stephan, realmente lo hacía después de lo que hizo por nosotras, pero amaba a Franck, así que lo rechace.

—¿Cuál fue su reacción?—la pregunta de Beatrice parecía obvia, pero en el fondo necesitaba escuchar la respuesta. Todos en ese salón lo necesitaban.

—Se quedó mirándome fijamente por varios segundos antes de que Margareth lo tomara del brazo y lo condujera a la habitación de Paige. Cuando él la miró supo enseguida lo que nosotros ya sabíamos, ella no se iba a recuperar. Sus ojos a duras penas se mantenían abiertos y lucía tan pálida como una hoja de papel.—lágrimas caían por las mejillas de la marquesa.—Stephan la contemplo durante varios segundos antes de arrodillarse y tomar su mano, entonces frente a la mirada atónita de todos empezó a pedirle disculpas. Le pidió perdón por lo que supuestamente nosotros le obligamos a hacer. Stephan asumió que manipulamos a mi hermana para que ella lo aceptará y pasara tiempo con él. Eso no era cierto, pero Paige tampoco pudo contradecirlo, apenas y podía mover los ojos. Sus cuerdas vocales no pronunciaron ninguna palabra, solo un pequeño quejido cuando exhaló. Era como si lo hubiese estado esperando para despedirse.

—Y entonces...—la voz de Alicia se escuchó lejana.

—Stephan abandonó el bar entre amenazas, luego regresó a Somerset House y le contó a su madre todo lo que “hicimos” provocando que Lady Elena me odiara y le exigiera a tu padre que no se case conmigo, una asesina y manipuladora a sus ojos. Después simplemente se marchó.

—¿Por cuánto tiempo?—preguntó Caterina con cautela.

—Bueno...No lo volvimos a ver en años hasta el cumpleaños número 60 de la marquesa viuda.—limpió sus lágrimas con un pañuelo.—Parecía un hombre distinto, escuchó mi versión de la historia sin reproches e incluso perdono a Franck por su “traición” al casarse conmigo. También habló con su madre para que hiciéramos las pases y aunque ella no lo aceptó, por lo menos dejó de tratar de denigrarme todo el tiempo.

«Luego empezó a consentirlos, cada vez que salía del país les traía obsequios de diferente tipo, también solía leerles cuentos y hablarles de sus aventuras. Franck y yo creímos que todo había quedado en el pasado y que podíamos seguir adelante como una verdadera familia. Ustedes adoraban a su tío y él parecía quererlos de la misma forma.—negó con la cabeza.—Lo único extraño es que cada vez que le sugería que se casará y formará su propia familia se negaba a considerar esa opción y se ponía furioso como si lo hubiese insultado. Aún así continuaba apoyándonos...—bajó un poco la voz.—...pagó alguna de nuestras deudas cuando el administrador de tu padre nos estafó y nos cedió un par de sus propiedades.

Buscando Tu PerdónWhere stories live. Discover now