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       Sentía algunas pisadas a su alrededor, el terror corría por sus venas y muchas lágrimas humedecían la venda que estaba cubriendo sus ojos. No supo qué pasó o por qué estaba allí. Park Jimin se encontraba muerto de miedo.

—No-no tengo realmente na-nada qué ofrecer —hablaba con voz quebrada, mientras intentaba mantenerse con calma, mas su cuerpo tembloroso demostraba completamente lo contrario—. ¡Mi mochila! En-en ella hay una cantidad considerable de dinero, to-tomen lo que sea, pero… por-por favor-

—Cállate, niño —decía una persona muy irritada, mientras intentaba encender un cigarrillo con un encendedor estropeado—. ¿Sólo sabes escupir mierdas sin sentido?

—Tu voz asquerosa sólo hará que ese niño siga destilando un aroma turbio, ¿lo sabes? —Decía entre burlas otra persona.

Al parecer, estaba tratando con dos alfas. Jimin nunca supo qué pasó. Lo único que recuerda es haber salido de su trabajo y comentarle la hora a alguien que la pidió.
Su cabeza dolía, sus muñecas bien amarradas le incomodaban y ni hablar de sus pies.

¿Iba a morir? Mierda, que sí, sabía que su vida no valía ni un quinto peso, pero tampoco para desaparecer como hielo en pleno sol de medio día.

—¿Qué dijo? —habló otra persona de forma mucho más calmada y con una voz muy grave.

No supo cómo, pero el cuerpo de Jimin se sintió totalmente cohibido, muchísimo más que hace unos segundos.

—El resultado fue el mismo, señor. No sé qué excusa le presentaré a su padre —hablaba otra persona.

Esas voces se sentían cada vez más cerca de Jimin y eso lo estaba asustando mucho más, si es que eso era posible.

—A este punto… —Se mantuvo un rato en silencio y terminó por decir—: tomaré medidas más extremas.

—Sabe que estaré a su disposición —comentó la otra persona.

—Lo sé, Sr. Bae, lo sé —dijo el hombre de la voz imponente y al final optó por mirar al pequeño omega que se encontraba en el piso—. ¿Este es el omega que llevaban semanas acechando?

—Sí-sí, señor. Fue un capricho del Gobernador —contestó sin más y tales palabras no fueron ignoradas por los oídos de Jimin.

¿Gobernador?

—¿Pidió a alguien en específico? Eso me sorprende —aseguró el hombre, se colocó de cuclillas frente al desorientado omega y optó por mirarlo unos segundos—. Tienes suerte, niño. Tu vida será un poco más agradable que la del resto.

Jimin sólo pudo tragar fuerte y de forma instintiva, bajar su cabeza ante la presión ejercida de esa persona que, por culpa de las vendas, sólo podía sentir su tétrica presencia.

Las palabras de esa persona no lo dejaron totalmente perdido, claro que no. Hace meses trabajó en un hotel de renombre como mesero y tuvo que atender a altos funcionarios en una ocasión; claramente terminó muy mal, ya que al ver cómo uno de esos tipos intentó sobrepasarse, discutió con él y le tiró toda una bandeja de comida encima.

¿Esa persona iba a torturarlo hasta que pidiera que por favor le matase?

Joder, ¿por qué tenía que ser tan impulsivo?

—Duérmanlo —ordenó el de la voz más imponente.

Y para ese momento, Jimin sólo pudo sentir cómo una aguja ingresaba en su cuello.

[...]

—¿Investigación criminal? —Preguntaba Taehyung, mientras veía al chico, el cual ante su pregunta, asintió— Vaya… ¿puedo saber a qué se debe ese interés?

CABARÉ [KOOKV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora