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    El castaño después de tomar un baño largo, se sentó en su escritorio para encender su computador y revisar el caso “interesante” que su jefe le había encomendado. Taehyung no era idiota; desde que se le mencionó el nuevo caso, supo que no iba a ser cualquier cosa, precisamente, porque lo último que querría Jung Hoseok es que éste se desocupase. Y ahí estaba frente a sus ojos, era todo un archivo organizado con el logo de JMaisson en uno de los costados.

Al final no supo si el tema era absurdo o si debía sentirse halagado por tal confianza ante sus capacidades; cuestión que descartó al instante al saber con claridad las razones.

—JMaisson —murmuró para él y se dio a la tarea de empezar a leer el informe que, a pesar de ser largo, no contaba con información lo suficientemente relevante como para tenerla en cuenta.

Simplemente era lo que todos ya sabían; escándalo, tras escándalo, tras más escándalo. Tal marca poseía tanto dinero y poder, que le era muy sencillo limpiar su nombre y simplemente continuar. Bueno, se hablaba del CEO en cuestión y de sus otros directivos, ya que todos saben que los de ese grupo eran los típicos niños que “tiraban la piedra y escondían la mano”.

Verdades obvias que se ignoraban por la falta de “relevancia” o el simple hecho de que tales escándalos no afectasen las vidas ajenas. Era incluso algo gracioso, puesto que muchos podían bromear con la idea de ser manchados o tocados por los de JMaisson, con el simple deseo de querer ser callados con varios ceros como motivación principal.

Si la suerte estaba de su lado, podría encontrar, por lo menos, algo diferente de lo que ya se sabía. Y no, no para contribuir a la resolución del caso. Era más una forma de hacerle ver a su jefe que estaban perdiendo un gran ente para el desarrollo de la investigación. Aunque el castaño no pensó que seria tan difícil, debido a que ya habían pasado tres horas y tenía sus ojos irritados, además de que su trasero dolía por estar sentado y en una misma posición.

—Claro, es más que obvio —bufó con mucha molestia y mordió de forma leve su labio inferior.

Lo querían lo más alejado posible. Y es que no lo comprendía. ¡No era como si él fuese a desaparecer por estar implicado!

Jung Hoseok era un total extremista. 

La alarma de su celular se escuchó, indicando que era hora de tomar su inhibidor y aunque le costase levantarse, se colocó de pie para ir en dirección a su cocina. A su vez, en su cabeza seguía la imagen del CEO de tal marca; sí que era el prototipo de alfa aterrador con quien nadie quisiese involucrarse o meterse en un lío. Y en general, todas las personas cercanas a él eran así. Según los informes, los directivos y demás no eran más que alfas de rangos elevados que quizá, estaban en contra de la equidad de oportunidades que, actualmente, se encontraba en el campo laboral.

Y es que seguramente no estaban a disposición de sentarse en una misma mesa, hablar de “tú a tú” con un omega o un beta y mucho menos, disculparse con un “rango menor”, aunque tuviesen la culpa. Ni pensar que todavía existen personas, peor, omegas, que ven tal situación como algo terrible.

[…]


    Al día siguiente, Jungkook estaba en el parque que se encontraba frente al gran edificio en donde este vivía. Por lo general, siempre salía en horas de la mañana para soltar la cadena de Badáss y permitirle ir hacia donde quisiese. Al ser un perro grande, un espacio cerrado podía ser muy estresante para él. Por esa razón, el azabache se mantenía a su total disposición cuando salía de clases o tenía tiempo libre.

—¿Cansado, amigo? —Le preguntó y se colocó de cuclillas frente a él.

Por parte del perro, se encontraba con la lengua afuera y con respiraciones aceleradas de tanto correr.
Justo en ese momento, un Volvo que reconocía con facilidad se estacionó frente al parque y el chico sólo pudo quedarse serio. Del auto, salió un hombre en traje y con su cabello muy bien peinado; sí que era pulcro.

—Joven Jungkook —hablaba el hombre, a la misma vez que se acercaba y sonreía de una forma que, si podía ser honesto, fastidiaba al menor—, tanto tiempo sin vernos. ¿Cómo se encuentra?

—Bastante bien —respondió con simpleza y le colocó la correa a su mascota.

—Oh, ¿este es nuestro amigo Badáss? —Preguntó— Cada que vengo, está mucho más grande.

—Pues… sí. Fue hace meses, supongo —dijo, mientras miraba a su perro y asentía.

—Cuatro, para ser exacto —aseguró el hombre.

—Espero y perdone mi indecencia o falta de educación, Sr. Bae, pero me gustaría saber cuál es su razón, esta vez, para venir a verme. La curiosidad es elevada, puesto que nunca viene porque sí.

—Eh, tienes razón. —Rió al verse atrapado. —Quería verme como una visita común.

—No lo es —respondió toscamente.

—Sigo sin saber con quién es su guerra —comentó con cansancio.

—Sabe exactamente que no es sin razón.

—Lo es, pequeño Jungkook. Seguimos esperando a que vuelva a casa.

—Estoy en casa —aseguró—. ¿Vamos a ella o prefiere que terminemos de hablar aquí?

El alfa mayor intentó no verse enojado, volvió a sonreír y asintió. El chico simplemente se dedicó a tomar su mochila y caminar hasta el paso de cebra junto a Badáss. Era un momento demasiado incómodo, ya que ninguno hablaba de cosas innecesarias, primeramente, porque no se conocían.

El Sr. Bae veía a ese azabache como un adulto joven problemático y que, lamentablemente, debía tolerar. No porque sí. Siempre hay una razón para todo.

La primera y más importante: es el único hijo de su jefe directo, el cual, sí o sí, debe llevar de vuelta a Seúl.

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Pasen una excelente
mañana/tarde. ^^

-Gab

CABARÉ [KOOKV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora