Capítulo cinco: tiene un buen atributo

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POV de Amanda

Luego de que Lucas se fuera, subí a mi habitación para ducharme y pomerme mi pijama.
Cené con Nora en la cocina, pues no quería hacerlo con mis padres cuando llegaran más tarde.
Y cuando lo hicieron, mi madre me regañó por el pijama que traía.

-¿Qué es eso que llevas puesto? ¿Dónde están los pijamas de seda que te compré? ¿Por qué no lo estás usando en vez de...eso?

-Esto es más cómodo- respondí simplemente.

-Es inaceptable. No quiero volver a ver a mi hija usando esa porquería de escusa de pijama.

-Entonces no me veas...o dame en adopción- sugerí, y a ella no le pareció nada gracioso.

-No te hagas la payasa conmigo, más respeto. Ahora, quiero que te cambies y bajes a cenar conmigo y tu pa...

-Ya cené. Buenas noches- la interrumpí y me escapé a mi habitación.
Intenté repasar lo que Lucas me había enseñado pero era demasiado complicado, asique decidí coger uno de los libros de mi estantería que aún no comenzaba y leerlo recostada sobre mi cama, la cual por supuesto tenía sábanas blancas de seda, cortesía de mi madre. Aunque no podía negar que eran muy suaves y cómodas, así que no me quejaba.

Y agradecía que me las hubieran comprado en blanco y no en un color exótico, porque así iba con mi pared blanca y muebles del mismo color, que le daban más iluminación al cuarto junto con la gran ventana y el enorme espejo de cuerpo entero a un lado de mi tocador, el cual también tenía un gran espejo sobre él.

Lo más "exótico" y "refinado" de mi habitación era algo que yo no había elegido ni me dejaban quitar, y era demasiado para mi gusto: un candelabro plateado con diamantes que colgaba del centro de mi habitación, justo debajo de la cama. Por lo menos me daba mucha iluminación, bajo la cual me encontraba leyendo en ese momento las primeras páginas de Maravilloso Desastre.

-

El Jueves me levanté a tiempo, me duché, me vestí, maquillé y luego de que mi madre me obligara a desayunar con ella en el comedor formal: té en tasitas delicadas de porcelana y medialunas y masitas de la mejor panadería de la ciudad.
Luego me cepillé los dientes y salí de la casa con mi vestido claro de jean con semejanza a una camisa pero ceñido en la cintura y mis tacones rosados que iban con mi bolso.

Al llegar Liv y Jazmín me rodearon y no pude evitarlas, porque por más que trataba de esquivarlas, ellas me bloquearon el paso.
-Ya, déjalo- Jazmín insistió mientras yo seguía tratando de alejarme, pues seguía molesta con ellas por el incidente del martes.

Vi que no tenía escapatoria, asique me quedé quieta y dejé de resistirme.
-Mira, Am, hicimos mal en presionarte de ese modo. Lo sabemos- comenzó Liv. -Y lo sentimos, no queríamos hacerte sentir mal ni que reaccionaras de ese modo.

-¿Podrías perdonarnos?- pidió Jazmín juntando ambas manos como rezando, dejándone ver los dos grandes anillos de oro que llevaba y sus uñas largas pintadas color turquesa. Me recordó que debía volver a hacerme "la francesa" en las mías, ya que se estaba desgastando.

-Perdón- insistió Liv, y me molesté conmigo misma por el hecho de que no me quedaba otra. Eran las dos personas más cercanas que tenía que no fuera Nora, y además se haría un escándalo si me la pasaba enojada con ellas, y la gente o inventaría rumores tontos sobre mí o se volverían en contra de ellas. Todo arruinaba el equilibrio que se mantenía hasta ahora, así que tuve que ir por la única opción que no perjudicaría eso.

Él Es Un Nerd [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora