Los dulces y extraños sueños de Maquia (PAUSADA)

Capítulo 8. "De la sima hasta el fondo"

Sin importar nada, la triste realidad siempre intentaría golpear a la puerta de la vida de Maquia y esta vez, no se lo vio venir.

Maquia salía a la ciudad a como le era costumbre, le dolían las piernas, pues 3 semanas habían pasado donde día y noche pasaban como conejos follando, no podría describirlo de otra forma. El deseo había corrompido su penosa alma, el desenfreno los había gobernado, la malicia de ser hijo y madre había acabado y empezaba el reino de la fornicación y el placer en la vida de ellos.

Recuerdos de ella con sus piernas sobre los hombros de Ariel la invadían mientras caminaba, se sentía rara, volvía a ver a las personas roja de la vergüenza que sentía en su interior, creía, pensaba mas bien que las personas sabían de su rara pero muy delicada relación recientemente adquirida.

Alguna vez la culpa ha tocado a tu puerta....Maquia no podía ocultar ese sentimiento, fue entonces que corrió por el rio buscando el bosque, una forma de poder sacar esa presión en su pecho, en su alma que la carcomía. El desespero sino lo controlaba la llevaría a cometer un error más grande que haberse metido, de haber disfrutado de los pecados carnales que cada día experimentaba. 

¿Se sentía arrepentida? No, pero si culposa, no podría sacarse de su memoria los sentimientos, los placeres, las memoria de los orgasmos que había experimentado con Ariel entre sus piernas, entre sus pechos, sus brazos sosteniéndola mientras la penetraba con fuerza, cuando arremetía contra ella, cuando la tenia bajo él de espaldas con su c*lo rojo de que su pelvis pegaba contra sus nalgas. 

Lloró, lloraba de la impotencia que sentía. entonces como del infierno, sí del infierno, porque del cielo jamás vendría una idea como la que había llegado a ella. ¿Por qué no huir? Irse lejos, donde nadie los conozca, empezar de cero como pareja, y seguir disfrutando el uno del otro sin impedimento de culpa, sin conciencia de pecado que carcoma el alma cada vez que terminan de estar juntos.

Adiós a las lagrimas, adiós al sufrimiento, adiós a la opresión, adiós a la desesperación, adiós al freno, a la poca libertad de gritar de placer mientras era dominada por Ariel. 

Sí...sin duda huiría.