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—Ella me tirará, Tommy, sé que lo hará

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—Ella me tirará, Tommy, sé que lo hará.

—Ella es inofensiva, no te pondría en un caballo que te arrojaría—le aseguró Tommy.

Se acercó a la gentil yegua. Estaban de regreso en Arrow House después del viaje a Gales.

El ánimo de Tommy se había elevado considerablemente después de que Leah accediera a casarse con él. Le dio mucha más confianza en que podría restaurar a su familia a la forma en que solía ser.

—Estoy seguro de que es dulce, pero...—Leah suspiró y se mordió el labio—. ¿Prometes que no me dejarás caer?

Tommy se detuvo frente a ella, con las riendas en la mano. Era un hermoso día en el campo y se ofreció a enseñarle a Leah a montar.

El mozo había virado a la yegua de diez años que había estado retirada de la pista durante años. Una hermosa ruana que casi nunca se asustaba por nada.

—Estaré a tu lado.

El asintió. Ella respiró hondo. Se había acostumbrado más a los caballos en los terrenos. Charlie iba a visitarlos todos los días. Aunque el niño era un poco más valiente que ella cuando se trataba de las grandes bestias. Le costó convencerla siquiera pensar en montar a caballo.

—Te daré un empujón.

Tommy se ofreció y extendió una mano. Leah se acercó y acarició con cuidado el hombro de la yegua.

—Hola, Molly—susurro ella suavemente—. Se paciente conmigo.

—Te empujaré por la rodilla—explicó Tommy—. Continúa.

Leah se agarró a la silla y apoyó la rodilla en la mano de Tommy. A la cuenta de tres, la ayudó a subir a la silla, agarrándola de la pierna para asegurarse de que no saltara y se resbalara por el otro lado.

—Oh, cielos...—Leah se rió nerviosamente—. Mucho más alto de lo que pensaba.

—Estás bien, no te dejaré ir.

Le aseguró y ayudó a ajustar la longitud de los estribos.

—Es mejor estar aquí afuera que adentro, ¿no?

Comprobó la cincha y le entregó las riendas.

—Es un lindo día.

Ella asintió y tomó las riendas nerviosamente.

—Pulgar arriba, eso es todo.

Tommy vio el anillo de compromiso en su mano. Le dio un sentimiento de orgullo y alegría que apreciaba durante esas duras semanas después del arresto de su familia.

—Está bien—chasqueó la lengua—. Sigue andando, Molly.

Los dedos de Leah se apretaron alrededor de las riendas cuando la yegua comenzó a caminar con paso lento. Tommy mantuvo un paso tranquilo con ellos.

𝐏𝐑𝐎𝐌𝐈𝐒𝐄𝐒 ━ THOMAS SHELBYWhere stories live. Discover now