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A la mañana siguiente, me desperté con unos debiles rayos de sol que entraban por mi ventana.  Miré el movil para ver que hora era.

12:37 a.m

Era bastante tarde, me hubiera gustado aprovechar la mañana, pero teniendo en cuenta el cansancio que acumulaba del día anterior, no machaqué mucho más y decidí ir tranquilamente a desayunar. Fui a la cocina a prepararme mi taza de café, sin ella no era persona. Me di cuenta de que mi padre no estaba en casa, supuse que habría ido a trabajar. Cogí mi taza y me salí al porche, donde alumbraba el sol y se estaba perfectamente, entonces cogí uno de mis libros y me dispuse a leerlo mientras desayunaba. Era como mi ritual mañanero, mi momento favorito del día.

Aquella mañana no hice mucho, después de desayunar estuve haciendo algo de ejercicio, me duché y preparé la comida. Me encantaba cocinar y ponerme mi música de fondo. Bailaba y cantaba yo sola utilizando los utensilios de la cocina como micrófono.  Bailaba y me movía por toda la cocina y el comedor al ritmo de la música. De poco se me quema el arroz que estaba preparando por estar a mi rollo, pero por suerte me di cuenta antes de que nada pasara y lo saqué a tiempo.

Cuando estaba a punto de servir la comida que acababa de preparar me llegó una notificación del móvil. Era del grupo de pogues. Kie envió un mensaje recordando la fiesta de esta noche y dijo que gran parte de la isla ya se había enterado y que sería un fiestón. Todos contestamos diciendo que si que iríamos, y entonces John B dijo que pasaría a buscarnos para ir a la playa en su caravana y que si queríamos podíamos pasar la noche en su casa para no tener que volver a la nuestra demasiado tarde.

Estuve comiendo con mi padre, ya que había vuelto del trabajo pero más tarde tendría que volver.

-Oye papa, esta noche hay una fiesta en la playa con los pogues, John B nos llevará y nos quedaremos en su casa luego, ¿puedo ir?

-Venga ya Rory, no me pongas esa cara de perro abandonado porque sabes que no puedo negarte nada así.- se me quedó mirando, analizando mi cara mientras yo intentaba contenerme la risa, hasta que finalmente respondió.- Ves, pero ten cuidado hija por favor.

Salté en mi sitio emocionada,

- Si si te lo prometo papa.

-¡Y no bebas!

-No no, por supuesto que no

-Mientes fatal, lo sabes ¿verdad?

-Mejor para ti ¿no? Te lo pongo fácil como padre.

Él suspiro y negaba con la cabeza. Me encantaba sacarle de quicio.

Durante la tarde me estuve preparando para la fiesta, me planché el pelo, me maquillé un poco y me coloqué mis pequeños aros plateados a conjunto con mis anillos. Me puse una falda tejana corta con un top de tonos lilas y mis converse blancas.

Justo cuando estaba acabando de repasarme el brillo de labios, me llegó la notificación de John B, ya estaba fuera

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Justo cuando estaba acabando de repasarme el brillo de labios, me llegó la notificación de John B, ya estaba fuera. Cogí mi teléfono y salí.

Allí estaban todos esperándome, abrí la puerta de atrás para subir y vi a Pope en los asientos traseros y a JJ sentado en el asiento de detrás del copiloto. Cuando abrí, JJ se quedó mirándome de arriba abajo, me hizo mucha gracia.

-Estas guapísima Rory.- me dijo con una sonrisa

-Gracias Jay, veo que tu también te has arreglado.-le dije señalando su gorra.

A partir de ahí, fuimos directos a la playa. Por el camino fuimos cantando y haciendo el tonto. Cuando llegamos comenzaba a anochecer y ya había bastante gente. La playa estaba llena de pogues, había tourons; los turistas, y sorprendentemente bastantes kooks, que aunque se pasaran la vida creyéndose superiores y metiéndose con nosotros, nunca se perdían las fiestas organizadas por los pogues porque sabían que eran las mejores. Al parecer, en las fiestas, era el único momento en el que los dos bandos intentaban respetarse y evitar peleas, aunque no siempre era posible.

Cuando me fui a dar cuenta, yo ya llevaba unos cuantos vasos, iba en mi punto, algo ebria pero consciente de lo que hacia. Vi a JJ ligando con unas tourons y a John B hablando con una chica algo apartados de la gente. Yo bailaba pegada a Kie, nos movíamos juntas y cantábamos todas las letras de las canciones. Notaba las miradas de algunos chicos sobre nosotras y jugaba con sus miradas. Después de varios bailes, se me acabó el vaso con bebida, entonces fui a buscar uno, Kie se fue a buscar a Pope.

Me tambaleaba un poco entre la gente, me agobié un poco y decidí alejarme un poco y fumarme un cigarro. No lo tenia como un hábito diario, pero de fiesta me gustaba hacerlo. Me senté en un tronco seco bastante grande que había por allí, saqué el cigarro y me lo encendí.

-Oye, tienes otro de esos por ahí?.- me preguntó un chico señalándome el cigarrillo.

Al levantar la vista y fijarme en él vi que era bastante atractivo. Era alto, tenia los ojos azules y unas facciones perfectas y se veía que estaba en forma, iba con una gorra hacia atrás y sostenia un vaso en su mano. El alcohol comenzaba a hacer efecto en mi cuerpo y decidí divertirme un poco.

-Si

-Me podrías dar uno?

-A cambio de que? Si te lo regalo me quedo con uno menos, y no te conozco como para ir regalándote cosas

Él sonrió y negó con la cabeza mientras se acercaba.

-Soy Rafe, tengo dieciocho años y ahora mismo estoy bebiendo...-hizo una pausa como intentando recordarlo.- vodka con lima, ahora ya no somos tan desconocidos ¿no?

-Mhm... Buen intento, pero creo que todavía no te conozco lo suficiente.

Entonces él comenzó a acercarse más a mi, estábamos prácticamente pegados. Yo alcé la vista hacia arriba para observarlo mejor y me encontré con su mirada.

-Y, crees que si me acerco más no podrías reconocerme?.- comenzó a pasar su mano por mi mejilla.

-Prueba a ver.-le dije desafiante.

Entonces el fue a acercarse para besarme pero yo me aparté rápidamente. No iba a dejárselo tan fácil.

-Tendrás que probar otra vez, currártelo un poco más Rafe!.-le dije mientras me alejaba de nuevo hacía la gente y le guiñaba un ojo.

-¡¿Cómo te llamas?!

-Adiós!.- me despedí con la mano sin girarme. Aunque antes de darme la vuelta, he de reconocer que me hizo bastante gracia verlo allí plantado con la cara de desubicado, sonriéndome y negando con la cabeza como intentando creerse que me había apartado de su beso.

A contracorriente || Rafe CameronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora