Capítulo Uno

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Harry está exhausto. Trabajar y dirigir una empresa es algo que, ciertamente, es estresante y agotador.

Necesita a Draco.

Como un zombie, arrastra sus pies calzados en carísimo zapatos de Gucci. Pasa una mano hacia atrás por su cabello corto, de hace una semana recién cortado. Suspira más relajado, animado por el repentino pensamiento de que, tras media hora conduciendo en su Camaro color plata, al fin vería al responsable de su sonrisa y felicidad.

Draco Lucius Malfoy.

Harry reconoce que, aun con los años que llevan juntos, su alfa sigue sintiéndose igual de emocionado y nervioso que la primera vez que conoció a su omega.

Recuerda que había hecho el ridículo la primera vez que lo conoció, dejando caer montones de papeles que supuestamente debía de entregarle a alguien muy importante y terminaron mojados en el ponche rosa que estaba al lado del omega. También dejó caer el ponche.

Y también manchó al omega de ponche.

Recuerda la sonrisa apenada y enternecida del omega puro, cuando Harry , muy nervioso, se disculpó rápidamente y el diminuto chico seguía sonriendo tranquilo y repitiendo que todo estaba bien, que no sucedía nada.

Sigue enamorado de ese omega. Cada día más intensamente, si es que es posible.

"Ya he llegado, Draco." Llama el alfa puro, abriendo la puerta principal y observando lo limpio y ordenado que sigue todo, hasta que sus ojos viajan hasta el sofá. Frunce el ceño. "¿Draco?"

Busca con la mirada a su omega, hasta que un quejido junto con un pequeño. "Aquí, Harry." lo hace bajar la mirada hasta el sofá.

Draco está tapado con una manta, bocabajo y con el rostro mirando hacia la televisión plasma. Harry aprecia el cojín que tiene Draco en su pancita, ayudándolo a calmar el maldito dolor y levantándolo suavemente. La mesa es un desastre completo de envoltorio de bombones, revistas femeninas, el mando del televisor y Harry jura que lo que se reproduce en la televisión es una novela turca barata.

Harry boquea, decidiendo cerrar la boca y mirar preocupado a Draco tapado entre mantas y cojines, lleno de envoltorios de chocolates y con toda una maldita caja vacía donde se supone que están los bombones.

"¿Draco?" Llama suavemente Harry, dejando su maletín a un lado para rodear el sofá y sentarse en cuclillas cara a cara con su omega. "¿Qué te pasa?"

"Me duele todo, Harry." Lloriquea, sorbiendo su nariz. "Me duele, porque he entrado en celo y mi maldita barriga me va a explotar. Y he encontrado esta serie turca, y es muy triste Harry, ella amaba a Sebastián y lo dejó ir porque quería irse con la zorra de Sabrina."

Harry parpadea, asintiendo como puede.

"Y me comí los bombones que me trajiste la semana pasada, ¡todos!" Se lamenta, girando su cara para ocultarla en el sofá. Su voz sonó amortiguada "¡Soy una maldita ballena asquerosa y gorda que come bombones y ve series turcas! ¡Puta Sabrina, Harry, se llevó a Sebastián!"

Harry no sabe bien qué decir, abre la boca de nuevo como un pez.

"¿No dices nada?" Draco levanta su cara, Harry sabe que el sofá está empapado por el lloriqueo de Draco. "Genial, ahora va a venir una Sabrina para quitarme a mi alfa."

"¿Qué...?"

"Que me ha llegado el celo, Harry, es todo." Masculló, molesto de repente.

Bueno, joder.

Harry muerde su labio pensativo. Lo cierto es que, hasta que conoció a Draco, jamás supo que era el celo de un omega verdaderamente. Era, bueno, algo estresante y difícil de manejar.

Harry da dos suaves palmaditas en el hombro de Draco, el omega frunce el ceño.

"Ea, ea..." Harry soba su espalda, no muy seguro de qué demonios está haciendo. Draco frunce aún más el ceño. Su boca se abre levemente, muy ofendido. "Sana sanita, culo de rana, si no se te cura hoy se te cura mañana."

"¿Qué demonios es eso, Harry?"

"No lo sé realmente..." Admite. "¿Te ha ayudado...?"

Draco rueda los ojos, vuelve a dejar caer su cabeza contra los cojines del sofá.

"Solo tráeme galletas, ¿quieres?

Tampones Para Draco [harco] [Primer Libro]Where stories live. Discover now