Capítulo 1: Maldito metro.

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Era miércoles, un miércoles trágico mejor dicho.

Taehyung se encontraba en una pesadilla viviente titulada: soy pobre y tengo que viajar en metro.

De hecho, no podía dejar de maldecir internamente por lo mal que lo estaba pasando. Recordó entonces los incontables cuentos que su hermano le había echado desde su experiencia propia viajando en metro. Todas esas veces, Taehyung se había burlado, e incluso pensó que se trataba de una especie de mito, tan solo un intento de Seokjin para joderlo.

Lo normal, su hermano mayor siempre buscaba joderlo, por eso su suposición estaba más que justificada.

Pero claro que no era un mito, Taehyung estaba súper seguro de que el violín del carajo que sujetaba el tubo por encima de su cabeza era más que real. Tan real que le estaba causando nauseas.

«Tienes que apretar esas nalgas porque en un descuido ya te lo están arrecostando, hecho los webones hasta te agarran el culo. También tienes que ponerte modo buzo profesional, te juro que no vas a querer respirar por los olores exóticos que vas a encontrar en esa mierda. »

Taehyung odiaba el haber confirmado aquello más de una vez.

Esa no era la primera vez que Taehyung viajaba en metro, se había mudado a Caracas hace dos meses y lamentablemente —para los pelabolas como él— era la única forma de desplazarse con facilidad por la ciudad sin gastar mucho.

Claro que, las personas que habían vivido ahí desde siempre, podrían sobrellevar la situación de mejor manera, pero él, que tan solo era un gocho recién llegado, definitivamente la pasaba diez veces peor.

Ese día, tan solo había ido a retirar su uniforme, pero solo pensar que tendría que pasar por ese calvario todos los días, lo estaba haciendo sentir mareado... O quizás era la axila mal oliente del desconocido lo que de verdad lo estaba mareando. Ya no sabía, él solo quería un poco de aire fresco, su único deseo era salir de esa vaina lo antes posible.

Estación: Los dos caminos.

Otro avalancha de gente ingresó en el vagón, cual estampida de animales, aquellos cuerpos forzaban su entrada en el reducido espacio. Taehyung había terminado como pelotica de ping pong, rebotando de aquí para allá, del timbo al tambo, sin más opción que sujetar con fuerza la bolsa que llevaba en manos y recibiendo coñazo parejo.

El gocho se sentía abusado y ultrajado, quería hasta llorar, él no podría soportar esa vaina todo el tiempo.

Finalmente, las puertas se cerraron y Taehyung había terminado acorralado; un carajo frente a él se apoyaba en la puerta con cada brazo a los costados de la cabeza del gocho.

Suspiró pesado sintiéndose realmente cansado, es que el definitivamente estaba salao' ese día, ni la cuca de la sirenita estaba tan salada como él.

Lo más lamentable era que ni siquiera podía quejarse del chamo que estaba invadiendo casi todo su espacio personal porque ciertamente, no había lugar para moverse libremente. Apenas se podía respirar en esa vaina, sería muy grosero pedirle que se alejara siquiera un poco, así que se resignó a tan solo girar su rostro para no terminar besando al carajo.

Sí, estaban tan cerca que el gocho sentía que se podían besar. Obviamente eso no iba a pasar, el olor a culo no lo inspiraba a latearse con alguien, tampoco es como que si él se atreviera a besar a un total desconocido, menos uno que desprendía un olor tan agradable.

El carajo olía a deliciosa vainilla, y las fosas nasales de Taehyung se sentían agradecidas por percibir tan agradable olor después de tanta tortura. Incluso le provocó enterrar la nariz en el cuello del carajo...

pcdlm » btsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora