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Capítulo 5 : ¿Me vas a dejar morir?

En otra situación, Taehyung habría respondido esa pregunta estúpida con todo el sarcasmo del mundo, diciendo una vaina como: «No mamagüevo, me puse este uniforme horrible por puro gusto».

Pero esta no era cualquier situación, se trataba de su crush imposible ahora tangible y real, frente a sus ojos. Su crush con cabello negro, viéndose más rico que unos tequeños con salsa rosada. Nadie se podía resistir a los tequeños con salsa rosada y aquella era una comparación más que justa en la cabeza del gocho.

El castaño se limitó a asentir, sin apartar los ojos de Hoseok, quien salió corriendo un segundo después hacia uno de los cubículos.

Taehyung estaba casi babeando, sin palabras, pensando en como sí se había equivocado cuando consideró aquello de ser el protagonista de una novela repetida de Venevisión. Claramente era mejor que eso.

—¡No te vayas! —exclamó Hoseok mientras liberaba su vejiga.

Todo tan romántico como la primera vez que se conocieron.

—Ya sonó el timbre —respondió Taehyung, apenas recordando. Si no piraba ya mismo, no lo iban a dejar entrar.

Hoseok se apresuró a salir del cubículo al escuchar aquello, yendo directo al lavamanos bajo la curiosa mirada del castaño. Tenía una idea y no sabía si el gocho aceptaría, pero nada perdía con intentarlo.

—¿Te gustan los mangos? —preguntó Hoseok, secándose las manos con su pantalón mientras enfrentaba nuevamente al menor—. Si dices que no, no tienes chance conmigo.

Taehyung soltó una sonora carcajada.

—Sí me gustan —respondió el gocho—. ¿Pero quién le dijo que yo quería un chance con usted?

—Un pajarito —respondió Hoseok acercándose más al menor.

—¡¿Chávez?! —asumió Taehyung.

Esta vez fue Hoseok el que se cagó de risa.

—Sé serio —volvió a hablar Hoseok luego de respirar profundo para calmar su ataque de risa—. Te tengo una propuesta indecente.

—¿Cómo voy a ser serio sí dice esas vainas? —ironizó el gocho—. Pero soy todo oídos, Romeo Santos.

—Vamos a jubilarnos.

—¡¿Usted está loco?!

—Por ti.

Taehyung entrecerró los ojos, cómo juzgando al otro con la mirada, ¿Cómo era posible que le pareciera atractiva esa labia chimba y de carajito chancero promedio?

Aún así no podía aceptar tan fácilmente, por más tentador que fuera, no era nada característico de él hacer una vaina como jubilarse. Taehyung era más parte de aquella minoría que se preocupa por mantener un récord estudiantil impecable, entre esas cosas; una asistencia perfecta. Incluso sí consideraba que el primer día era siempre el menos productivo de todo el año escolar, no estaba tan seguro de atreverse.

Hoseok pudo notar la duda chispeante en los ojos del gocho. Aún así se rehusaba a ser rechazado, sobretodo porque él sabía mejor que nadie cómo meterse a la gente en el bolsillo.

—Yo te bajaría todas las estrellas, pero como soy muy humilde —dijo Hoseok en un tono cargado de dramatismo—, permíteme primero bajarte unos manguitos.

Ni Víctor Drija se había atrevido a tanto.

Taehyung no pudo evitar cagarse de risa por enésima vez en el día. Hoseok no pudo evitar hacer lo mismo contagiado. Estaba descubriendo que hacer reír al carajito era una de sus vainas favoritas.