Not enough.

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Un par de semanas habían transcurrido lenta y tediosamente. Por alguna razón, para el castaño los días se sentían más pesados y todo parecía irritarlo.
Había tratado de mentirse y obligarse a creer que cierta situación en específico no era la causa de su malestar, pero en el fondo sabía bien que sí.

La dinámica entre el pelinegro y él parecía no mejorar. En todo caso se había vuelto extraña y errática.

Sentado frente al espejo del salón de prácticas, el castaño miraba a la nada mientras recordaba cómo hace un par de días había tratado de ser cariñoso con todas sus fuerzas pero lo único que conseguía era ser evitado. Aquello estaba en su naturaleza, cualquiera que lo conociera realmente podría decir con seguridad que Taehyung tenía uno de los corazones más nobles y puros, al igual que su lealtad que no fallaba en salir a relucir en cuanto comenzaba a apreciar mucho a alguien.

Era natural para él ser noble, dulce y atento, pero con tan poca reciprocidad aquello comenzaba a fastidiarle. Incluso Jimin le había preguntado si algo pasaba entre ellos dos, pero tratando de respetar aquella discreción que el pelinegro le había pedido, Taehyung había decidido mantenerse hermético y no hablar de más, incluso con el rubio.

Era injusto. Era injusto lo mucho que a él le dolía y lo mucho que aquella situación lo afectaba diario mientras parecía ser el único que sufría. Una risita lo trajo de vuelta a la tierra sintiendo sus ojos arder por no haber parpadeado durante un par de minutos. Su corazón se hizo pequeño al contemplar el panorama y no hizo más que soltar un gran suspiro. Todo se le hacía extraño. Ni siquiera sabía en dónde estaban los demás ni qué hora era, o por qué estaba solo en el salón de prácticas.

Dispuesto a ir a buscar a los otros seis, lentamente se levantó y desempolvó sus manos y piernas, cuando un Jimin agitado se asomó por la puerta y no dudó en entrar al verlo.

—¿Por qué no nos acompañaste? —preguntó el rubio con preocupación y un puchero que no había sido intencional.

—¿De qué hablas? —preguntó Taehyung con ojos grandes, aunque tristes, luciendo un tanto desorientado.

—Fuimos a comer, Taehyungie —Jimin lo tomó de las manos y se acercó más a él— dijiste que nos alcanzarías pero nunca llegaste, ya todos terminamos.

—Ah, lo siento —suspiró mientras negaba con la cabeza.

—¿Contestándome sin conciencia otra vez?

—No, no es eso —Taehyung rió— sólo perdí la noción del tiempo, prometo que tenía la intención de alcanzarlos.

—Te guardé algo de carne, kimchi y un par de cervezas —aseguró el rubio— pero no te lo daré hasta que no me digas qué sucede.

El castaño no hizo más que jalar los brazos del rubio atrayéndolo hacia él y lo envolvió en un abrazo. Uno de esos que sólo él sabía dar y que sólo eran para Jimin. Era tan cálido y lleno de amor que el rubio no querría irse nunca. Hacía mucho que no recibía uno de esos y a pesar de que los adoraba, eran un indicador de que las cosas no estaban bien.

Jimin sabía perfecto que aquello era la forma en la que Taehyung le pedía ayuda indirectamente cuando no sabía cómo expresarse, siendo un abrazo lo que de cierta forma le ayudaba a liberarse de emociones negativas que no quería sentir. El rubio no dijo nada y se dejó envolver en los enormes brazos del castaño los cuales estaban cubiertos por una enorme chaqueta.

Sin decir nada, Jimin comenzó a caminar hacia adelante y el castaño no tardó en caminar junto con él sin soltarlo. Al chocar contra la pared, Taehyung se pegó a esta y se deslizó hacia abajo, terminando por sentarse. Jimin se apartó de su agarre sólo para sentarse sobre su regazo y enredar sus piernas en su cintura y rodear su torso con sus brazos. Recargando la cabeza en el pecho del castaño, Jimin cerró los ojos y se permitió fundirse en el abrazo.

𝐅𝐚𝐤𝐞 𝐛𝐨𝐲𝐟𝐫𝐢𝐞𝐧𝐝.Where stories live. Discover now