Epílogo

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*semanas después*

No se habían visto en semanas. Hermione aceptó el trabajo en el Departamento de Seguridad Mágica, pero se evitaban rotundamente. Volvieron a sus vidas de siempre, aunque las cosas habían mejorado notoriamente. Harry y Ginny ya no discutían, y su relación parecía volver a su cauce. Ron y Hermione, por su parte, intentaban arreglar todas sus diferencias.

La vida volvía a su orden de siempre. Todo estaba en su lugar. O eso parecía. Aunque una noticia venía a mover las cosas.

- Harry, que bueno que llegas a tiempo – Ginny sonreía radiante. Su cabello pelirrojo estaba ondulado, perfectamente peinada y con un vestido azul noche precioso. Se acercó al chico y lo besó con mucho entusiasmo.

- Gin. Te ves preciosa.

- Gracias – la sonrisa de la muchacha se ensanchó.

- ¿Cocinaste tú?

- Bueno... tuve un poco de ayuda pero sí – guardó su varita y se sentó en la mesa, seguida por Harry.

Empezaron a comer, pero cinco minutos después Ginny dejó los cubiertos en su plato.

- Esto... tengo una cosita que decirte – mencionó la pelirroja, visiblemente emocionada.

- A ver dime qué es.

- Bueno... ¡Vas a ser papá! – dijo con una sonrisa nerviosa en el rostro.

En ese momento, el tiempo paró. Harry no escuchaba nada, no sentía nada. Todo lo que estaba presente para él eran esas cuatro palabras. "Vas a ser papá". Él iba a tener un hijo. Con Ginny. Una familia, lo que siempre quiso. Sus emociones estaban muy mezcladas. Se sentía feliz, con ganas de gritar de alegría, como si no pudiera con toda esa emoción. Pero también había esa partecita que seguía pensando en los "y si" que volvieron hace unas semanas...

Pero no, no podía seguir con eso. En ese momento estaba en crisis, apenas tenía 17 años, y estaba muy confundido. Pero ahora su vida era otra. Iba a tener una familia, debía disfrutar de eso, y centrarse en la felicidad que se le venía.

- Eh, ¿Harry? ¿Estás ahí? – y su respuesta fue un gran abrazo y beso por parte de Harry.

- Sí. No sabes lo feliz que me acabas de hacer, Ginevra Potter.

- No sabía que ya estábamos casados para que ese fuera mi nombre – ella arqueó las cejar con diversión.

- Pero lo será, porque quiero casarme contigo, y vivir felices siempre.

- Uhm, eso suena muy bien – la pelirroja rodeó el cuello de su novio con sus brazos y le dio otro beso, este más largo que el anterior.

*al día siguiente*

Alguien tocó la puerta de su oficina.

- Adelante.

- El jefe manda pedir el informe de la Oficina de Aurores para dentro de una hora – dijo una voz muy conocida.

La miró. Sus ojos estaban levemente irritados, como si se los hubiera frotado en incontables ocasiones. Su cabello estaba suelto, como siempre, y bastante alborotado.

- Me enteré de la noticia – dijo Hermione, sonriendo forzadamente – Felicidades.

- Ah, sí, gracias, supongo – respondió el azabache, removiéndose incómodo en su sitio.

- Ahora, si me disculpas, me voy a mi trabajo.

- Espera. – la chica volvió para mirarlo – Hermione, yo...

- No tienes que darme la más mínima explicación. Es tu vida, además, somos amigos, no me debes nada – dijo con brusquedad. – Y yo mejor me voy.

Al llegar a su escritorio, Hermione sintió el sabor salado de una lágrima. Malditos sentimientos reencontrados. No debería sentir eso. Es más, el beso que hubo entre Harry y ella no fue más que un beso que cerró un ciclo. Una etapa que se había quedado en ellos. Pero que ya estaba completamente sellada en ese último baile, ese último encuentro de dos almas que, aunque se pudiera decir que son "almas gemelas", sus destinos no estaban planificados para estar juntos, su destino es vivir separados, cada quien con alguien más a quien decirle "te amo"

Solo quedaba continuar con su vida, vivir como si nada en esos últimos meses. Y que todo quedara en un "¿qué hubiéramos sido juntos?"

QUÉ HUBIERAMOS SIDO JUNTOS - HARMIONEWhere stories live. Discover now