𝙳𝙸𝙴𝙲𝙸𝙾𝙲𝙷𝙾

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Desperté temprano como todas las mañanas y empecé a hacer el desayuno distraídamente, por el sueño, hasta que la puerta de entrada se abrió

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Desperté temprano como todas las mañanas y empecé a hacer el desayuno distraídamente, por el sueño, hasta que la puerta de entrada se abrió.

—Estoy en casa. —saludó Baji.

—Bienvenido. —me acerqué hacia él y lo abracé por la espalda mientras que él tomaba unos palillos y probaba un bocado de arroz. —Llegaste pronto, pensé que su estúpida aventura de ir a ver el amanecer tardaría más.

—A Mikey le da sueño rápidamente, queríamos evitar eso precisamente. —tomó una de mis manos y mordió mi nudillo, luego le dio un beso. —Estoy muerto, ¿me preparas un baño? —preguntó mientras se daba la vuelta para mirarme.

Asentí sonriente y caminé directamente hacia el pasillo, pero algo no me permitió continuar. Un pensamiento.

— ¿Baji? —volteé a mirarlo y él me miró. — ¿Cuántas veces has ido a ver el amanecer con los muchachos?

—Esta es la primera vez, ¿por qué?

Recordé que, alguna vez, en algún momento... Esto ya había pasado.

—Oh, ya veo...

La puerta principal empezó a sacudirse con fuerza, alguien estaba aporreándola desde el exterior.

— ¿Qué te pasa? —preguntó ignorando el sonido de la puerta.

—Baji... Te adoro, ¿de acuerdo?

— ¿Qué? —caminó hacia mí. — ¿Por qué hablas en este tono?

Cerré los ojos con fuerza, dejando que el sonido de la puerta inundara mi cabeza y abrí los ojos de nuevo, para encontrarme con el techo de mi habitación.

Alguien estaba tocando mi puerta de manera ruidosa y no me tomó mucho tiempo descubrir quién era.

— ¡Levantate de la cama de una vez! ¡Vas a dar el examen hoy!

Rodé los ojos y me levanté de la cama directo hacia mi escritorio, donde estaba mi reproductor de música. Tomé el CD de Mezmerize, el álbum de la banda System Of a Down y la primera canción que sonó fue B.Y.O.B.

— ¡Maldita niña! ¡Voy a llamar a tu mamá!

Me reí en voz alta y me tiré sobre el suelo. No dejé que el sueño con Baji me hiciera daño, ya estaba acostumbrándome a ellos. No voy a negar que la primera vez fue difícil, esa persona en el espejo me reprochó sin descanso, tanto que tuve que romperlo; pero ahora, podía fingir que distinguía la realidad de los sueños.

La realidad era que Baji estaba muerto, y sólo podía verlo si estaba dentro de un sueño. Mi cerebro ni siquiera estaba reproduciendo recuerdos exactos, estaba creando ilusiones para llenar el vacío, pero no deseaba ilusiones.

Sólo quería...

— ¡AHH! —grité en desahogo, pero rápidamente otra cosa captó mi atención.

𝐁𝐎𝐍𝐓𝐄𝐍 | Tokyo Revengers Where stories live. Discover now