III. Belleza que amerita ser pulida

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— ¿Cuánto tiempo llevas aquí?

Jimin levanta la cabeza, con el cabello escurriéndole torpemente. Es muy complicado mantenerlo en un solo sitio. Soo sabe que lo molesta y lo hace de todos modos. Tiene una dragona juguetona. Quien le habla es una de esas personas que se llevó al niño alto la otra vez. Desde que llegó a Hanyang le llama la atención la gente de alta clase como este. Los hanbok de colores brillantes, el gat; las mujeres –y algunos hombres-, con sus enormes peinados llenos de decoraciones brillantes y ropas coloridas. Son algo que jamás había visto en casa y que le dijeron que no podía acercarse.

Y ahora alguien se le acerca, así que no está haciendo nada malo.

—Tres meses, creo, señor. —responde educado. Se levanta y sacude la tierra de la ropa. A pesar de la mugre, por Soo, es imposible que tenga tierra pegada a la piel. Se limpia sin siquiera entender cómo.

—Ya veo.

Jimin cierra un ojo, el hombre le aparta el cabello azul de la cara y lo acaricia ligeramente.

—Eres pequeño ¿No tienes padres?

—Sí tengo, pero un hombre malo de Japón se los llevó, porque quieren que mamá sea su profesora de medicina.

—Vaya, que pena. Te dejaron aquí—Jimin asiente con un puchero. Uniendo cabos, asume que sus padres no pudieron escaparse y ahora están en Japón, pero tratan de venir. No muy alejado de la realidad. Sin embargo, lo que poco entiende Jimin es que no es tan fácil y que no podrán volver a Corea—. ¿Tienes hambre? —Asiente apurado y el hombre le sonríe.

~ * * * ~

¿Por qué está en la casa de esta persona? Es un misterio que no sabe descifrar, pero le dan comida y con eso es suficiente. Agradeciendo una vez termina de comer todo el banquete que hicieron solo para él. No puede evitar fijarse en que este señor tiene muchas de esas mujeres tan adornadas y bonitas. El enorme peinado a un costado y sus adornos que repiquetean.

— ¿Te gusta? Ellas son kisaengs—Presenta él. Se presentó como "Ho-Sung" y Jimin escucha a la servidumbre llamarlo "mi señor" o "Hosung-nim". El segundo le gusta más—. Son empleadas que dan entretenimiento y por eso deben lucir hermosas. —Da un beso a una de ellas que se sonroja y sonríe leve.

—pero Hosung-nim ¿Qué entretenimiento? No entiendo.

—Supongo que ellas te lo pueden demostrar.

Hosung lo invita a sentarse en su regazo en tanto las ocho kisaengs se alistan. Cuatro toman instrumentos y las otras cuatro toman abanicos. Jimin deja caer ligeramente la mandíbula, perdido en como bailan. Son movimientos elegantes. Le recuerdan al agua en su forma de moverse. Soo surge, subida a una mesa para ver desde una mejor altura. Una de las kisaengs se ríe, enternecida por el niño y la dragona. Hosung mira alternativamente a Jimin y a Soo.

Dragona de agua y un niño iluso, que combo tan oportuno se encontró a mitad de la calle.

~ * * * ~

Sale del estudio y cierra la puerta de este. Se echa la trenza de color negro atrás y empieza a caminar por los pasillos mientras estira los brazos. La parte buena de estar en el palacio imperial, es que lo tienen solo para estudiar, comer y dormir. Lo demás es irrelevante. Como su atención en ello. Ha ido un par de veces a ver a su mamá que se muestra feliz de que lo traten bien, su papá orgulloso del puesto que ostenta y Jimin ya no está en el puesto donde solía verlo siempre.

Espera que no se haya muerto o algo peor. Resopla ligeramente frustrado, quedó con ganas de acercarse a hablar con él. Pedirle tocar su cabello azul que parece agua solida. Ji surge y flota a su lado.

Loyal Muse | NamMin || BOOK 2#Where stories live. Discover now