(46) 18Teen

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CAPÍTULO 46

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CAPÍTULO 46

18Teen

15 de Enero del 2020

Eran apenas las seis de la mañana, y como es de costumbre, suelo despertarme temprano. Pero, esta vez me han despertado a mí y no ha sido mi tediosa alarma precisamente. Toda mi familia está encerrada conmigo en mi habitación mientras yo estoy medio dormida y envuelta en mis sábanas.

Saco mi mano para remover las lagañas de mis ojos y verme presentable, entre tanto ellos me cantan feliz cumpleaños. Mamá sostiene el pastel con las dieciocho velas, cuando por fin terminan, me acercan el pastel y soplo las velas.

Sonrío débilmente porque mi cerebro aún no maquina del todo bien durante las primeras horas del día. Al finalizar cierto ritual, todos decidieron salir de mi habitación para darme espacio.

Excepto mi madre, quien decidió quedarse por un momento.

—Este es un gran día para ti —dice. Toma asiento al borde de mi cama.

Es primera hora del día y ella ya está vestida elegantemente, nadie podría igualar su glamour ni poseyendo el doble de sus finanzas.

—Supongo —murmuro frotando mis ojos.

—Lo es —afirma—. Y por esa misma razón, tendrás ciertas libertades.

—¿Cómo cuáles?

Sonrió juguetona, —Puedes saltarte clases, ir de compras conmigo, comer todo lo que quieras si así lo deseas, conducir... Todo lo que mi hermosa hija quiera.

Eso alegró mi corazón.

—Y bueno, ya que tienes dieciocho, tienes la libertad de tatuarte o perforarte cualquier parte de tu cuerpo.

Iann, tu momento ha llegado.

—Pero, si te lo haces, quiero que me digas en qué lugar para así hacermelo yo también —añadió.

—Lo haré.

—Ahora ve y arréglate, tu abuela te tiene una sorpresa y es mejor que no la hagas esperar —anuncia antes de salir de mi habitación.

Unos minutos más tarde, bajé las escaleras para encontrarme con mi familia. Y luego salgo, justo en la puerta de mi casa, mirando la motocicleta de mi abuela. Mientras ella sostiene las llaves con una sonrisa de oreja a oreja.

De ninguna manera mi mamá habría accedido a que yo aceptase este regalo.

No le gustan las motos, eso es seguro. Porque le recuerdan a la época en la que salía con mi padre, despreocupada de sus responsabilidades. Y bueno, el hecho de que me parezco a mi padre no me hace demasiado bien.

Miré hacia mamá. Ella sonrió cálidamente. Y mi abuela agitó las llaves, como señal para que las tomara de una vez.

—Dios santo, no sé si podré-

Corazón Sin Rostro [+18] || PARTE I Y II ©Where stories live. Discover now