Sinopsis De Beatrix McCall

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12 años atrás 

—Bien, hora de dormir.— dijo la madre a sus pequeños hijos. 

—¿Papá, no vendrá?— pregunta Bee, la madre no le respondió y dejó un pequeño beso en su frente.

Melissa bajó las escaleras, encontrándose con su esposo, Rafael, el cual olía a alcohol. 

—¿Dónde estabas? Beatrix ha preguntado todo el día por ti.— preguntó Melissa enojada. 

—No estoy de humor.— se limitó a contestar, pero la pequeña Beatrix la cual aún no se dormía, bajo corriendo y abrazo a su padre. 

—Papi.— exclamó ella. 

Scott también había bajado frotándose la cara, al parecer el pequeño si se había dormido, pero su hermanita lo despertó. 

—Hola.— dijo Scott con una sonrisa. 

Rafael se separó de su pequeña y pasó al lado de Scott sin saludar. Todo padre tiene su favorita/o, eso jamás fue un mito.

El pequeño Scott lo tomó del brazo, pero Rafael lo empujó haciendo que chocará con la pared, Beatrix corrió hacia las escaleras y ayudó a su hermano.

—¿¡Que es lo que haces!?— grita Melissa subiendo las escaleras y dándole una cachetada. —¡No, vuelvas a poner unas de tus asquerosas manos encima de mi hijo!

Rafael, cabreado de la actitud de su esposa, le pego una cachetada que hizo que cayera de rodillas en el suelo, iba a darle otra, pero la pequeña Beatrix se interpuso.

Tanta fue la fuerza de ese golpe, que hizo que Beatrix cayera por las escaleras, golpeando su cabeza contra el suelo.

Melissa y Scott gritaron. Rafael corrió hacia su pequeña, pero antes de que la tocara, Melissa lo empuja hacia un lado.

Scott se arrodilla junto a ella sacudiéndola, pero ella no reacciona. —¡Beatrix!— exclama preocupado el pequeño. 

Melissa agarra a su pequeña y toma de la mano a Scott, dirigiéndose al hospital.

Varias horas después, la pequeña despertó, pero ya no recordaba nada. Melissa suspiró de alivio, era su padre después de todo, su héroe, no iba a permitir que ese Rafael le arrebatara a lo que alguna vez fue... un buen padre. 

3 años después

Todo había cambiado. Rafael ya no iba mucho a casa. Scott y Beatrix no recordaban lo que pasó tres años atrás. 

Melissa estaba decidida a separarse de su marido, ya no podía aguantar más los insultos y mucho menos los golpes de él hacia sus hijos. 

—¿Se van a separar?— preguntaron los hermanos al unísono, sentados al frente de ellos. 

—Sí.— responde Melissa. 

—¿No dirás nada?— pregunta Scott a su padre, Rafael se queda callado. —Mejor. Después de todo ya estaba acostumbrado a no verte en casa. 

—¡Scott!— exclama Beatrix. 

Por la mente de un niño pasa millones de pensamientos al día. Scott odió a su padre desde el momento en el que falto a su cumpleaños número 6.

Luego al cumpleaños número 7 y ahora faltaría al cumpleaños número 8.

Pero en su mente el pequeño ya tenía una buena razón para pensar porque su padre ya no vendría a su cumpleaños. 

—Nos abandonas.— susurra para sí mismo. 

La pequeña Bee, miraba desde la puerta de la que alguna vez fue la habitación de sus padres, Rafael esta vez sacaba sus cosas en una maleta. 

—¿Volverás?— pregunta ella con tristeza. 

—No lo sé, mi pequeña Luz. 

"Luz" un apodo que le dio desde que vio sus pequeños ojos. 

Rafael la amaba con todo su ser, pero el alcohol era una tentación de la cual no sé salvo a tiempo. —Pero, recuerda que siempre serás mi Luz. 

Rafael iba a tomar su mejilla, pero antes de llegar se detiene pensando en esa noche, y solo le dio una sonrisa. 

—Debajo de tu almohada deje un regalo.— le guiña el ojo a su pequeña, ella sale rápidamente de la habitación para dirigirse a la suya. 

Rafael la sigue y ve como a la pequeña se le ilumina el rostro al ver el collar de cuarzo rosa que dejó.

Con esa última imagen, Rafael sale rápidamente de casa. 

—Papa...– pronuncia, al no verlo en la habitación, sale corriendo hacia la calle, y a lo lejos ve el auto de su padre marcharse. —No me dejes...— susurro. 

Años después todo había cambiado, ninguna llamada, ningún mensaje de texto, absolutamente nada de Rafael McCall.

Scott ya no le importaba en absoluto, Melissa lo recordaba, pero siempre hacía lo posible por sacarlo de su mente y Beatrix lo recordaba todo el tiempo mirando el cuarzo rosa. 

—Te extraño.

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Destino ๑ [Vol. 1]Where stories live. Discover now