Destino ๑ [Vol. 1]

La Reunión ✧*:.｡. XV

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—Derek, ¿Hola?...— pronuncié entrando a la casa junto a Beatrix.

Siento como Bee me da un codazo, antes de reclamarle me quedo en congelada con mi boca haciendo un pequeño gesto de "O" al ver a Derek sin camisa mientras hacía flexiones.

—¿Qué haces aquí?— pregunta el mientras se concentraba en sus ejercicios, cada vez subía y bajaba, hacía ver lo magnífico que eran sus músculos.

—Estás guapo...— recibo otro golpe de Bee. —Digo, el entrenamiento.

—¿Era hoy?— pregunta confundido mientras bajaba y nos miraba a las dos. —¿Qué hace ella aquí?

—Si era hoy.

—Tengo nombre, Beatrix por si se te olvido.— exclama ella algo molesta; ¿y ahora que bicho le pico a esta chica?

—Bueno... Cuando comenzamos a entrar, tengo cosas qu...— Derek me interrumpe y nos toma a mí y a Bee para llevarnos detrás de una pared.

—No se muevan y no hagan ruido.

—¿Hay alguien en casa?— dice un hombre. Por su aroma sé que es un despreciable cazador.

—Si está aquí, pero no se siente muy hospitalario.— dice una mujer.

—¿Tal vez está afuera? Enterrando un hueso en el patio.—¿en serio?

—¿En serio una broma de perro? Venimos aquí y es lo mejor que tienes.

—¿Quiénes son?— pregunte en susurro.

—Cazadores. Y dos Argent.— dice él seriamente; ¿dos Argent? ¿Diana y su tía?

—Si quieres provocarlo, di algo como: que lastima que tu hermana muriera antes de que pudiera morder. ¡Que lastima que lloro como una cobarde cuando la mutilamos!— dice la tía de Diana gritando, veo a Derek gruñir.

De pronto ya no estaba y se encontraba atacando a unos de los cazadores, dejó a los dos hombres inconscientes y se dirigía hacia las mujeres, pero la tía de Diana lo ¿electrocuto?

—Vaya, creciste como muy buen forma. No sé si deba aniquilarte o acariciarte. Aunque creo que acariciarte.— dice la mujer y Diana se tensa al verlo.

Veo a Derek intentando pararse, pero no puede debido a que cada vez que lo intentaba una carga eléctrica llegaba a su cuerpo.

—¡Déjalo!— grito mientras me lanzaba contra ella, mala idea. Diana me electrocuto antes de que llegara a su tía.

—¡Elizabeth!— oí a Derek decir mi nombre, pero estaba más concentrada en el dolor.

El olor de confusión y sorpresa emanaba de Diana, la miro, pero rápidamente su rostro y su compostura vuelve a hacerse incógnita para mis sentidos de lobo.