"Solo dos niñas... cuidando a un bebé robótico. ¿Qué parte de eso es extraño?"
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Una historia donde dos estudiantes se emparejan para cuidar a un bebé robótico para Home Ec.
O
Una historia en la que Hazel Moone se convierte en la esposa...
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Después del incidente de Victor, Hazel se negó a hablar con él. Tuvo que mover su asiento en Química, lo que había confundido al chico porque él no sabía que ella lo sabía. Cada vez que intentaba hablar con ella, Emmett y Rosalie tomaban el trabajo de fulminarlo con la mirada cada vez que se acercaba. Finalmente se retiró.
Y, ahora, Rosalie había comenzado a decirle oraciones más largas a Hazel.
Hazel estaba agradecida, pero también se sentía increíblemente culpable. Ella no le había dado ninguna rima o razón de por qué había comenzado a evitarlo de la nada. Por supuesto, todos le dijeron que no se preocupara por eso, porque no necesitaba una explicación.
"Aclara tu mente, Hazel," bromeó Alice, agitando sus delicadas manos frente a los ojos de Hazel. Las dos chicas y Jasper conducían hacia la zona de césped donde a los Cullen les gustaba jugar béisbol. "¡Tienes que ser agudo para que ganemos!"
"Ejem," Jasper fingió toser, lanzando una mirada en dirección a Alice por el espejo retrovisor. "Bella también estará allí."
"Sí, por eso vamos a ganar", dijo Alice con total naturalidad. "¿Olvidaste que Edward está en mi equipo esta vez?"
Jasper maldijo en silencio y volvió su mirada hacia Hazel. "Serás un árbitro justo, ¿verdad?" Hazel suspiró ante su pregunta.
"Por supuesto que seré justa. Si no lo fuera, entonces pensarías que tengo un favorito". Jasper le sonrió. "Quien es totalmente Alice, por cierto." Su rostro decayó.
Jasper pronto estacionó el coche al lado de otro de los Cullen. Todos ya estaban esperando a que llegaran los últimos tres. Alice colocó una gorra de béisbol en la mata de cabello rizado de Hazel antes de darle un beso y saltar. Hazel siguió a los dos vampiros y pronto se unieron a los demás.
"Que bueno que finalmente aparecieras", comentó Rosalie con su ceño fruncido habitual. Luego se volvió hacia Hazel con una expresión menos gruñona. "Hola, Hazel."
"Hola, Rosalie," respondió Hazel con un pequeño saludo a la rubia y una amable sonrisa.
"Bien, bien," Esme acercó a la chica para darle un abrazo como saludo. También agarró a Bella y comenzó a caminar con la pareja cerca de la base de operaciones. "Me alegro de que estés aquí. Necesitamos árbitros".
"Ella cree que hacemos trampa," comentó Emmett, sacudiendo la gorra de Hazel.
"Sé que haces trampa," respondió Esme. Detuvo a los dos y los miró a ambos. "Llámenlas como las ven, chicas".
"Está bien", respondieron, sonriendo. Esme sonrió y regresó a su lugar.
Hazel miró a través del campo que se había hecho. Rosalie estaba en la base del bateador, balanceando su bate. Esme y Bella estaban detrás de la rubia. Alice se paró con confianza en el montículo del lanzador, preparando su brazo para lanzar. Edward estaba corriendo hacia la derecha para ponerse en posición, y Emmett estaba a la izquierda. Por lo que podía ver, Emmett estaba lanzando algunos golpes al aire. Detrás de ella estaban Carlisle y Jasper, preparándose. Jasper le lanzó a Hazel una sonrisa arrogante cuando ella lo miró.
Un rayo llamó la atención de Hazel.
"Es el momento", escuchó decir a Alice. Rosalie asintió, ahora en posición de bateo. Hazel se rió de los vampiros.
Hazel miró a Alice con atención. Había una seriedad en sus ojos que hizo temblar a la humana. Balanceó ambos brazos para encerrar la pelota detrás de su cabeza, luego los bajó hasta su cintura. Su pierna se balanceó hacia arriba al mismo tiempo, con un dedo del pie puntiagudo. A Hazel le recordó a una bailarina. Ella sonrió al pensarlo. Luego, Alice volvió a bajar la pierna, tirando de su brazo derecho hacia atrás detrás de su cabeza. Su brazo izquierdo sirvió como una especie de guía mientras la morena lanzaba la pelota con pericia.
Voló por el aire a tal velocidad que Hazel casi lo pierde, solo capaz de seguir su rastro borroso. Solo se dio cuenta de que golpeó el bate de metal de Rosalie por el inconfundible crujido que se proyectaba desde él, que ocurrió al mismo tiempo que retumbaba el trueno.
"Está bien, ahora veo por qué necesitáis el trueno", le comentó Bella a Esme. Hazel asintió y miró con asombro mientras Rosalie corría hacia cada una de las bases.
La pelota voló hacia el bosque, donde Hazel pudo ver por el rabillo del ojo que Edward la persiguió.
"Eso tiene que ser un home run, ¿verdad?" Hazel miró a Bella. Luego miró a Jasper, quien se limitó a reír ante su expresión de asombro.
"Lo es, ¿no?" Hazel preguntó a la rubia miel.
"Edward es muy rápido", respondió Esme a la chica pálida.
"Mierda", susurró Hazel. Sus ojos verdes se movieron rápidamente de Rosalie a donde Edward había desaparecido.
"Esto es béisbol con vampiros, Hazel," Jasper se rió. Pasó su brazo alrededor del hombro de Hazel y miró a su hermana con entusiasmo. "Puede que tengas que acostumbrarte".
"No creo que lo haga", dijo la chica boquiabierta.
Jasper rió de nuevo y dejó ir a la chica. Él le sonrió con arrogancia y comenzó a girar su bate de metal alrededor de su brazo. Hazel prácticamente babeó en la escena.
De repente hubo un silbido en el aire. Hazel miró para ver la pelota corriendo hacia Esme. Ella vislumbró a Rosalie, que estaba casi en casa, luego se concentró de nuevo en la pelota de béisbol.
"¡Ve a casa, Rosalie!" Carlisle le gritó a su hija, justo cuando Esme atrapó la pelota.
Rosalie cayó y se deslizó hacia la base apresuradamente. Esme colocó la pelota en la base, con una sonrisa de confianza en su rostro. Fue casi al mismo tiempo, Hazel no podía decir quién era más rápido. Rosalie miró a Bella con el ceño fruncido y Esme se volvió hacia ella inquisitivamente.
"Estás fuera", determinó Bella.
"¡Fuera!" Emmett gritó. Él gritó y Rosalie lo fulminó con la mirada. "Cariño, vamos. Es solo un juego". Él dijo.
Rosalie y Bella se pusieron de pie juntas, los ojos de Rosalie no rompieron el contacto con la chica, dándole una mirada peligrosa. Bella desvió la mirada cuando Rosalie pasó a empujones.
"¡Los tendrás la próxima vez, Rosalie!" Hazel vitoreó cuando la rubia se acercó. Ella suavizó su expresión, pero solo un poco para que nadie se diera cuenta.
"Mi turno," Carlisle sonrió, acercándose al plato.
