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-"Quién era él mamá?" preguntó el pequeño tomando tu mano viendo una tumba

-"Era... Él era mi hermano" dijiste en una suave sonrisa acariciando su cabello "Nunca lo conocí... Pero me hubiese gustado... Hace poco pudimos darle un entierro digno... Y un lugar donde estar"

-"Kurokawa... Ese es tu apellido mami!" dijo sonriendo

-"Así es" sonreiste y tocaste los aretes que llevabas

Ahora tenías ambos, Kakucho habiendote entregado el segundo luego de haber podido hacer el entierro de Izana.

El pequeño dejó unas flores en la tumba, y caminó contigo fuera de aquel lugar.

-"Papá va a poder ir a verme a mi torneo?" el niño preguntó mirandote

-"Por supuesto, pospuso todo para poder ir a verte mi pequeño" le respondiste

Izamu Kakucho, tenía 7 años en ese momento, era un niño encantador, quien recibía todo el amor del mundo de parte de sus padres, nunca le faltó nada, además de que es un pequeño muy inteligente y respetuoso.

Le entregararon la vida que a ustedes les hubiese gustado tener en su momento, la infancia que deseaban haber tenido.

-"Primero iremos a buscar a tu hermano mayor Hitoshi, si?" le sonreiste "Aún no ha salido de sus clases de música, y luego iremos a casa"

Hitoshi Kakucho, tu pequeño mayor, un niño de 12 años que lo adoptaron hacia ya 3 años.

Kakucho sugirió la idea de adoptar a un niño, y estuviste encantada con la idea.

En el camino se encontraron justamente con ambos.

-"Oh! Iban a buscarlo? Salí antes y decidí recogerlo yo mismo" Kakucho mencionó acariciandole el cabello a Hitoshi

-"Mi maestra dijo que podía retirarme antes porque le pedí si podía hacerlo para ir a ver a Izamu a su torneo de taekwondo" Sonrió con su estuche de violín en la mano

-"Ah! Eres el mejor hermano!" Izamu fue corriendo a darle un abrazo entre pequeñas risas

-"Deberiamos irnos, no? Dentro de poco empezará el torneo, y ya tenemos todas sus cosas" le sonreiste a tu esposo

-"Por supuesto" sonrió "El auto está allá, podemos subir e irnos enseguida"

Los 4 subieron al auto para dirigirse al lugar del torneo, te encargaste de ayudar a Izamu a prepararse y antes de que fueras a tu asiento él tomó tu mano.

-"Mamá! Tienes que darme mi beso de la buena suerte!" dijo de golpe

-"Oh por supuesto" dijiste agachandote a su altura "Mi pequeño campeón, lo harás muy bien" dijiste besando su frenre "Y no importa si ganes o pierdas"

-"Lo que cuenta es el esfuerzo!" sonrió besando tu mejilla

-"Pero estoy segura que vas a ganar" reiste leve dejando otros besos en ambas mejillas

Él río un poco y se fue saludandote para ir a tu asiento.

Con el pasar de los años, su relación sólo ha ido floreciendo más y más, con la llegada de los niños, entraron a un mundo completamente nuevo.

Su amor que sólo ha crecido más, se ha mantenido con ustedes y le han ofrecido la misma cantidad a sus hijos.

Sentiste la mano de Kakucho en la tuya y como tomó esta para besarla.

-"Soy increíblemente feliz contigo, con ustedes" susurró

Era algo que te recordaba todos los días, y tu también lo hacías.

-"Yo igual, contigo, y con nuestros pequeños" le susurraste de vuelta

La ternura nunca desapareció, se mantuvo y siempre se mantendrá.

Luego del torneo del pequeño Izamu, este ganando, fueron a cenar algo fuera de casa, como le habían prometido.

-"Mamá, quiero ir al baño" Izamu comentó susurrandote

-"Okay" sonreiste "Enseguida volvemos, acompañaré a Iza al baño" mencionaste levantandote de tu asiento

Mientras lo esperabas fuera del baño, viste como un hombre entró justo después de él, y notaste un leve tatuaje algo familiar.

No dudaste en entrar después, viendo como este esperaba con una navaja fuera del cubiculo donde estaba tu hijo.

Enseguida cubriste tu boca con tu brazo y quebraste su cuello en un momento, metiendolo enseguida en otro cubículo, simulando que se haya caído y roto el cuello por su cuenta.

-"Mamá? Estás ahí?" Izamu preguntó

-"Estoy aquí cariño, acabaste?" mencionaste suave

-"Sip!"

Luego de que se lavaran las manos y salieran y le diste una mirada que Kakucho conocía bien y te sonrió.

A pesar de toda la normalidad que le ofrecen a sus hijos, todo el cuidado, aún no podían bajar la guardia.

Debían proteger a sus pequeños, y estaban dispuestos a esto.

Por siempre juntos, en las buenas y en las malas.

Dulce Dueño - Kakucho x LectoraWhere stories live. Discover now