Las lagrimas de un gato

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En mi pequeña condición de gato soy muy listo, pero me cuesta entender un poco a los humanos y lo que pasa alrededor; no es que sea un ser frio y sin sentimientos, es solo que mis sentimientos son distintos y la forma en que los expreso también lo son.

Los gatos vivimos la muerte de una manera distinta, a menudo, cuando uno de mis amigos del barrio moría, los demás gatos asistíamos a visitarlo y le llevábamos algo que le gustara, en ese aspecto somos iguales a los humanos, sin embargo, la forma en la que vivimos el duelo es diferente, nosotros no nos sumimos en una profunda tristeza, entendemos que nuestro compañero ha sudo llamado por las energías de universo para volver a ocupar su lugar en el. Pero en mi vida gatuna he visto que los humanos viven el duelo de una manera muy di frente, a ellos parece afectarles más lo que ocurre a su alrededor.

Después de Halloween y de la pelea en la cual intentarían recuperar a Baji-san (eso me había contado Fuyu-kun una noche anterior y parecía decidido a hacerlo), mi dueño llegó a casa, muy abatido y llorando, su madre corrió a preguntarle lo sucedido y él solo había podido decir el nombre de Baji-kun y decir que no había podido protegerlo, la mamá de Fuyu-kun lo acunó en sus brazos y trató de calmarlo, pero mientras Fuyu-kun lloraba ella también lo hacia. Yo los observaba sin comprender muy bien desde la puerta de la cocina. Después de eso, Fuyu-kun fue a darse una ducha. Yo lo seguí y esperé con paciencia fuera del baño, mientras lo hacia, volví a escucharlo llorar.

Algunas veces no sabia como ayudar a las personas que amo, solo soy un gato y lo único que puedo hacer es ronronear y hacer compañía, pero no puedo dar palabras de apoyo, no soy bueno consolando a los demás, aun asi, Fuyu-kun me abrazó con fuerza cuando salió del baño. Su cabello amarillo estaba mojado aun y sus lagrimas mojaban mi pelaje, el agua no me gusta para nada pero deje que siguiera llorando. Después de eso se encerró en su habitación y no salió en toda la tarde.

Yo, un pequeño gato negro, no comprendía bien lo ocurrido, pero estaba seguro que si subía a la habitación de Baji-kun n o iba a encontrarlo ahí, y me dio miedo no encontrarlo, porque si él no estaba entonces Fuyu-kun nunca volvería a ser el mismo de antes, y también me daba miedo porque yo no quería que Baji-kun se marchara al universo como lo hacían mis amigos del barrio. 

El día siguiente me quedé solo en la casa, Fuyu-kun y su madre salieron muy temprano vestidos de negro, iban a un funeral, al funeral de Baji-kun. Estando solo tuve la necesidad de subir a la habitación de Baji-kun, pero sabia que no podría, que Baji-kun no estaría ahí, entonces solo me quede sentado en el balcón de la habitación de Fuyu-kun mirando al exterior. Un gato amarillo caminaba por ahí, saltó de balcón en balcón y se dirigió a la habitación de Baji-kun, después volvió a bajar y me miró, yo lo miré y él lo supo, supongo, el chico de catorce años que dejaba la ventana abierta de su habitación para que los gatos entraran, no iba a volver.

Por la noche, Fuyu-kun y su madre regresaron a casa, yo me alegre por verlos, pero ellos no parecieron compartir mi felicidad, después ella se marchó a la cocina a prepara un bocadillo y Fuyu-kun se fue a su habitación, yo lo seguí pero él no me hizo caso ni pareció percatarse de mi. Se acostó en su cama y volvió a llorar hasta que el cansancio lo hizo quedarse completamente dormido. Su madre entró después con un plato de comida, se sentó a un lado de la cama y acarició el cabello teñido de amarillo de Fuyu-kun, mi dueño dormía.

—Neko-chan, cuida de él, por favor—. Me dijo la mamá de Fuyu-kun antes de salir de la habitación.

Yo me trepé en la cama, al lado de él, me acurruqué y miré hacia afuera, en el cielo se alcanzaba a ver una estrella amarilla, era hermosa. Horas después me quedé dormido pero volví a despertar cuando Fuyu-kun comenzó a patalear y a quejarse entre sueños, estaba teniendo una pesadilla donde solo podía llamar a Baji-kun, yo no podía hacer nada más que estar a su lado cuando él despertara; cuando abrió los ojos, estos estaban llenos de lagrimas que resbalaban por sus mejillas, su cabello amarillo estaba despeinado.

Fuyu-kun no pareció percatarse de mi presencia. 

Verlo llorar desconsoladamente en medio de la oscuridad, provocó que mis ojos comenzaran a humedecerse, hacia un tiempo que no lloraba, pero no pude no hacerlo al ver a mi querido dueño llorar; entonces las lagrimas comenzaron a salir de mis ojos. Esa noche, sin que Fuyu-kun se diera cuenta, yo lloré a su lado.

AmarilloWhere stories live. Discover now