Capitulo 10

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-Ten tu copa, Mich -comenzó a decir Jordan.- Tengo una idea: ¿qué te parece si charlas un rato con Luigi acerca de la fiesta o de tu nuevo trabajo, y, después, con una encantadora sonrisa, te despides y te largas conmigo?

Yo aplaudí la idea.

-Me parece estupendo, pero tampoco hay necesidad de ir a su encuentro, ¿no crees? Como es el anfitrión, lo más normal es que Luigi se dé una vuelta preguntándole a todo el mundo qué tal lo está pasando contesté yo con una encantadora sonrisa.

-Tienes razón -asintió Jordan.- Esperaremos a que ellos vengan a nosotros.

En la media hora siguiente, tuve ocasión de confirmar mis sospechas de que mi jefe estaba enamorado de Anne, pues Jordan hizo lo posible para que la pareja anfitriona se fijara en nosotros. Cada vez que Anne nos miraba, Jordan se volvía a mi y me sonreía o me contaba cualquier cosa para hacerme reír. Yo, por mi parte, cooperaba en aquella pequeña comedia, fingiendo que lo estaba pasando divinamente... aunque lo hacia sólo por Jordan, pues sabía perfectamente que a Luigi le traía sin cuidado cómo estuviese yo.

Cuando se tomaba su segunda copa, Jordan me pasó el brazo por los hombros sin previo aviso.

-No te asustes así, Mich. ¿Ves ese grupo de ahí? -añadió, esbozando una sonrisa bien visible. -Son los miembros del consejo directivo: todos ellos industriales acaudalados. El del extremo de la izquierda es Horace Harrison, el padre de Anne. La familia de Horace - aclaró-  se dedica al petróleo desde hace varias generaciones. El hombre que está a su lado es Crawford Jones. El y su esposa pertenecen a dos poderosas familias unidas por fuertes lazos.0

-Entonces, ¿son inseparables? -pregunté con una sonrisa burlona.

Una voz dolorosamente conocida se unió a la conversación en aquel punto, diciendo:

-Sí, son inseparables. Los dos son bastante feos, y a nadie le gustaría que anduviesen juntos por ahí, asustando a los niños.

Yo me puse tensa y giré sobre mis talones hasta encontrarme cara a cara con Luigi, que me miraba con expresión burlona. Afortunadamente, el orgullo pudo más que la pena que sentía al verle y reuní fuerzas suficientes para estrecharle la mano con una sonrisa.

-Hola, Luigi.

-Hola, Michelle - repuso él sonriente.

Inmediatamente después, Jordan me presentó a Anne.

-Llevo toda la noche fijándome en tu vestido, Michelle -dijo la novia de Luigi.- Es precioso.

- Gracias, eres muy amable -contesté. Y sin mirar a Luigi, añadí:-  Yo también me he fijado en tu vestido nada más entrar. Mira, Jordan, ahí está el señor Simons. ¿No querías hablar con él? ¿Nos perdonáis un momento?

Jordan y yo nos alejamos de los anfitriones sin mirar atrás. Poco después, Jordan se enfrascó en una animada conversación con un vicepresidente, así que yo tuve que echar mano a toda mi simpatía y mis mejores encantos para desenvolverme sola en la fiesta, y lo conseguí con mucho éxito, pues pronto estuve rodeada por un grupo de admiradores que no se separaron de mi.

Yo evité en todo momento dirigir la mirada en dirección a Luigi, aunque un par de veces me encontré con sus preciosos ojos azules sin querer. Pasaron tres horas, y al final, la tensión de saber que estaba con él en la misma habitación se hizo insoportable, y sentí la necesidad de escapar un momento. Así que hice una ligera seña a Jordan, indicándole que le esperaba en la terraza. Jordan asintió con una sonrisa. Atravesé la puerta y me dejé envolver por el fresco aire nocturno, respirando profundamente. Avancé hacia la barandilla y contemplé las luces y sombras que se extendían a mis pies, 81 pisos por debajo. Permanecí allí, en silencio y sorbiendo mi bebida, hasta que escuché el rumor de la puerta corredera al abrirse y cerrarse.

Mentiras, Traición y Amor.Where stories live. Discover now