🍄Día 18🍄

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Las personas tienden a imaginarse a Takemichi saliendo de su casa, preocupado, con un mandil puesto y una escoba en la mano, llorando mientras ve el ocaso, preocupado porque su querido esposo no llega a cenar.

Pero no.

De hecho quién sale muchas veces a buscar al otro es Manjiro.

No con un delantal, ni con una escoba.

Sus chanclas son la mejor arma en contra de quién sea. Ya sea en contra de asaltantes de arma blanca, a perros que intentan morderlo.

¿Quién no quisiera un pedazo del gran Mikey?

Hasta los perros saben que es un papucho, su cara parece tallada por los mismos ángeles.

Aún así, las razones de Manjiro para buscar a su esposo llorón suelen variar, desde ir lo a buscar a su trabajo porque le gusta que ambos vayan a casa juntos, hasta porque Takemichi aparece borracho en algún bar junto a sus compañeros de trabajo o sus amigos, aunque en esos caso Akkun suele llamarlo.

Por eso mientras silva tranquilamente  se prepara para salir, sabe el lugar del que Micchi y sus amigos del trabajo suelen beber, no le preocupa pues sabe que quién llorará mañana con el dolor de cabeza y náuseas será el ojiazul.

Aún así le preocupa, así que mientras cierra la puerta de su hogar y camina lentamente pensando en que dorayaki comer mañana, lo ve.

Ve a su esposo caminando lentamente hacia él, con la mirada desenfocada y riendo como idiota, con su pelo negro despeinado y sus bonitas mejillas rojas pues una gran sonrisa aparece en ese rostro.

—¡Mikey kun!

El grito hace que Manjiro deje de mirar y ponga atención a Takemichi que intenta apurar el paso aunque camina de forma extraña, sus caderas resaltan por alguna razón.

—Oh, Takemicchi ¿¡qué horas son estas de llegar!?— Regaña con humor.—Y borracho— Añade.

Takemichi deja escapar un hipido y se acerca hasta que puede ver a Mikey a una distancia aceptable para poder escucharse correctamente sin gritar.

—Si estuviera borracho, Mikey kun... ¿¡podría hacer esto!?

De la nada Takemicchi se acuesta en el asfalto de la calle de espaldas, e incluso levanta la cadera de forma sugerente en un pequeño bamboleo.

Supuestamente una imitación de cierta coreografía de una boyband muy conocida.

Patetic.

Mikey lo mira silencioso sin saber que decir hasta que no puede aguantar la risa mientras ve a Takemichi intentando levantarse y caer repetidamente como una tortuga.

—Takemicchi es ridículo— Le dice aún modulando su risa mientras escucha a su esposo intentando apoyarse sobre sus rodillas, cayendo de nuevo.

Se ríe un poco más hasta que el llanto de Takemichi llama su atención.

Preocupado corre unos pasos hasta que ve a Takemichi sentado y llorando entre quejidos y mocos.

—¡Mikey kun cree que soy ridículo! ¡Mikey kun va a dejarme!— Brama con el llanto acelerado y las lágrimas bajando por sus mejillas.

Mikey no sabe que hacer pues eso jamás, ya se lo ha dicho, ni después de la muerte Takemicchi se librará de él.

—Shhh Takemicchi, las vecinas chismosas saldrán y verán a mi esposo llorando— Le dice con voz gentil aunque el llanto del pelinegro se hace más estridente.

—¡Manjiro va a dejarme! ¡Se irá con la maestra de arte y yo que lo quiero tanto!— Vocifera con más fuerza, incluso pegándole a Mikey en la mano con la que quería ayudarle a levantarse.

Aunque.

¿Quién mierda es la maestra de arte?

No se lo tomen a mal pero a Manjiro le cuesta recordar a personas que no le interesan.

Literalmente cuando piensa en el trabajo de Takemichi su mente está llena de pequeños Takemicchi's diciendo 'Mikey kun'

Es normal que no sepa de quién demonios está hablando su esposo.

E incluso murmura un "Kenchin ya me lo decía, no te cases, dijo"

Superado no le queda mas que intentar tranquilizar al bebé llorón.

—Ya Takemicchi, yo te amo, y no conozco a ninguna maestra de arte— Susurra mientras el ojiazul aparta algunas lágrimas y aún sentado sobre el asfalto lo mira.

—Lo juré en el altar y aunque quieras ni te vas a deshacer de mi— Concluye.

Siendo tan elocuente como puede ser, Manjiro hizo su mejor esfuerzo.

Él es arte ¡aprecienlo!

Pero a Takemichi eso le basta y le sobra para aceptar la mano que su esposo le ofrece, aunque sigue lloriqueando.

—Y...— Un claro 'snif, snif' es prueba de sus gimoteos, pero continua —Ella dijo que yo era un virgen que no sabe moverse en la cama y...— El sonido de 'snif, snif' se hace presente de nuevo en otra pausa mientras ambos caminan —Y dijo que no podría satisfacer a Mikey en la cama—

Dicho eso Takemichi se abraza al cuello de su esposo quién sonríe aunque el aroma del alcohol no es su favorito.

—¿En serio?— Pregunta Mikey, preparando mentalmente algunas acciones a tomar.

Mikey aprieta el puño de la rabia.

—NO— Takemichi se abraza aún más fuerte a su cuello mientras intenta abrir la puerta.

—Ella dijo que yo tenía una cara inocente, pero se inocente significa ser un incompetente en el sexo— Razona Takemichi.

Mikey siente ternura aunque le dan ganas de reírse.

Takemichi es exagerado pero sincero.

—Pero Takemicchi es muy sexual en la cama— Le dice Mikey con una sonrisa.

—¿VERDAD QUE SÍ?— Grita el ojiazul tropezando en la puerta mientras es arrojado al sillón para poder sentarse aunque sigue aferrado a Mikey.

—Sí.

—Me gusta el sexo con Mikey kum.

Manjiro se queda en silencio, sonrojándose levemente pues recibir esa aceptación tan abiertamente le toma por sorpresa.

—A mí me gusta todo de Takemicchi.

—YO AMO MÁS A MANJIRO.

Mikey se indigna.

—NO, YO AMO MÁS A TAKEMICCHI

—Meeeentira.

Y así la discusión se alarga hasta que Mikey se da cuenta de que está discutiendo en vano, no hay medida para el amor, y si la hubiera, definitivamente los dos quedarían empatados porque el infinito más uno sigue siendo infinito.

Supone que está bien también llevar a Takemichi a la cama pues este se durmió mientras le decía algo como "El sexo va a desempatar esto"

Bueno, al menos lo grabó todo.

Bueno, al menos lo grabó todo

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¿¡Listos para llorar hoy!?

Si señor estamos listos.

Cosas de casados.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora