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-¡Brutacio, espera!- le exclamó Hiccup a su alocado amigo, quién corría por la entrada de la mansión Dumbroch persiguiendo a su gallina- ¡Dile que pare o nos delatará!- le ordenó frustrado mirando al animal.

El gemelo logró atrapar al ave y la metió en una maleta que llevaba consigo.

-Recuérdame qué hacemos aquí, jefe.- le susurró el rubio, mientras miraba de un lado otro. Había encendido su modo espía.

-Debemos ir a los cuartos de Mérida y Hans para encontrar la droga, tú grabarás todo para que quede registrado que la encontramos aquí y no la compramos nosotros.- le entregó su teléfono- Ya no me fío de nadie. Y no toques nada, no quiero que se rompa nada.- le indicó con seriedad.

Brutacio, quien ya estaba a punto de tocar un lujoso y antiguo jarrón, se detuvo y, luego de fruncir el ceño, lo siguió subiendo las escaleras al segundo piso.

Primero entraron al cuarto de Mérida, Hiccup suspiró al recordar el momento en que despertó desnudo al lado de ella, no podía evitar sentirse mal, de algún modo sentía que había traicionado a Astrid.

-Wow, este sí que es un cuarto al estilo Mérida Dumbroch.- opinó el gemelo empezando a grabar cada movimiento que hacían ambos- No puedo creer que aquí te hayas tirado muchos polvos con ella.- comentó divertido, pero a su amigo no le causó gracia.

-Que comediante, Brutacio.- dijo Haddock con sarcasmo.

Siguieron buscando con cuidado si hallaban la droga, pero no fue así.

-Ay, que pena no está. ¡Vamos a decirle a Astrid que fracasaste!- exclamó Tacio, pero el ojiverde lo tomó de su capucha, deteniendo su paso.

-El último en usar la droga fue Hans, él debió meterla en mi vaso cuando se nos acercó el la fiesta.- le habló con seriedad- En su cuarto es donde debe estar.- supuso y ambos fueron para allá.

-Wow, Hiccup, fuiste un idiota al ni siquiera pensar que había algo raro cuando ese cabello de zanahoria se nos acercó.- escucharon la voz burlona de Patán por el comunicador de oído.

-Ninguno lo pensó, Patán.- refutó de inmediato el castaño- Así que todos fuimos idiotas.- recalcó entrando a la habitación del otro Dumbroch.

-Vaya, este sí es tétrico.- volvió a comentar Thorton y, esta vez, Hiccup asintió, dándole la razón.

-Sí, mejor tomemos lo que buscamos y salgamos de aquí.- le dijo él empezando a buscar entre las cosas de la habitación y el gemelo grababa.

-Hiccup, date prisa, no sabemos cuándo lleguen los Dumbroch, además se darán cuenta que hemos apagado sus cámaras si las dejamos mucho tiempo apagadas.- intervino un nervioso Patapez.

Unos segundos después, Hiccup decidió buscar debajo de las almohadas de Hans.

-¡Bingo!- exclamó al hallarlas- Vámonos, amigo.- le dijo al rubio y comenzaron a correr- Patapez, cuando nos veas afuera, puedes prender las cámaras.- le indicó a su amigo en el auto.

Y una vez que estuvieron fuera de la casa, corrieron a la camioneta del Haddock.

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La noche había pasado y Astrid se encerró en su habitación con Tormenta todo el tiempo, ni siquiera contestó las llamadas que le hicieron sus padres como todas las noches para desearle las "buenas noches".

Hofferson sabía que si sus padres le pedían saber el porqué ella estaba así, les iba a decir toda la verdad y aún no estaba lista para ello. Aunque, ya sospechaba que sus padres podrían saber algo sobre la relación que tiene con el hijo de Estoico, por ahora ellos sólo la llaman para saludarla en la mañana y despedirse antes de ir a dormir. Además, que su padre siempre sonaba algo molesto y su madre siempre le daba una pequeña sonrisa que, se notaba a kilómetros de distancia, que era falsa. Y su tío Finn, sólo le hablaba del vóley y no de otro tema.

[YOU CHANGE MY LIFE]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt