41- Vísperas de Navidad

6K 850 160
                                    

Las vísperas de navidad siempre le parecían más incómodas que divertidas desde hacía unos años. Con sus hermanos en la cárcel y la nostalgia de su padre hablando sobre los buenos tiempos de su niñez le hacían llorar en su habitación toda la noche.
Sin embargo, desde que la familia Sano la había adoptado en sus celebraciones familiares, las fiestas le hacía sentir realmente parte de algo por primera vez.

Ahora, cubierta de pies a cabeza con su pijama, apoyando la cabeza en el hombro de su marido, ambos descansaban tranquilamente.

Shinichiro acariciaba con amor el pequeño vientre que ya había comenzado a sobresalir mientras miraban "El Grinch" por segunda vez en el mes.

—¿Le dijiste a los chicos que vengan mañana?
Preguntó ______ a media voz después de que Shinichiro le besara el pelo al aparecer la escena en donde el verde protagonista se emociona por la confesión amorosa que acababa de recibir, sintiéndose un poco —Muy identificado— con la alegría del personaje al saber que le gustaba a alguien.

—Si— Respondió simplemente el chico —Tuve que insistir mucho, pero Takeomi nos acompañará también.
Ella asintió, mirando el perfil de su marido las sobras proyectándose en la cara desu esposo desde su posición.

—Son unos malditos salvajes, lo siento.
Se disculpó, mirando el borde enrojecido de su ojo que no comenzaba a convertirse en un oscuro moratón.

—No te preocupes— Dejó sus manos quietas y sonriéndole ampliamente —Pensé que sería peor.
Se rió, tomando con humor el "cálido recibimiento" que Ran y Rindou le habían dado, pero quejándose ante el estiramiento de su labio sobre la cortada.

A Shinichiro no le importaba, agradecía que no lo habían enviado al hospital después de los dos minutos más aterradores de su vida.

Ella le sonrió de vuelta, no pareciendo muy sincera con sus pensamientos.
—Me preocupa Manjiro
Confesó, acomodándose mejor para verlo.
Uns mueca de disgusto en su boca hizo que el pelinegro tomara más en serio el tema.

—Creo que podría sentirse un poco... Desplazado... Con la llegada de nuestro hijo.

Shinichiro retomó el movimiento de su pulgar sobre su aún pequeña barriguita.
—Pero creo que si les damos un poco de protagonismo, puede quererlo más de lo que nos imaginamos.

Ella lo miró con duda, por lo que el pelinegro continuó hablando.
—Si le haces creer que es una buena desición sutilmente, se emociona incluso más que tú por lo que sea— Explicó —Por ejemplo, si le dices que seguramente será el mejor tío del mundo y que podrá enseñarle a pelear al bebé, lo tendrás en el bolsillo.

_____ lo miró con sorpresa y disgusto.
—No quiero que le enseñen a pelear al bebé— Colocó las manos sobre las suyas —Ya he ido muchas veces a poner ojos de cachorro en la oficina del director porque mis hermanos se metían en problemas

Shinichiro se rió
—Trataremos de que sea mayor cuando lo hagan— Dió un sonoro beso en su mejilla —Porque no puedo prometer que no encuentren el momento para hacerlo.

El pelinegro se imaginó a si mismo enseñándole toda la historia de las pandillas en Tokyo, contándole sus aventuras con los Black Dragons e instruyendo a su pequeño bastago cómo debía dar un puñetazo.
Sería irónico que hubiera instruido a tantos chicos, pero no  a su hijo... Así que debía ser cuidadoso (y hacerlo a escondidas de su mamá) o ambos verían las consecuencias.

______ lo miró con preocupación, suspirando en cuanto cayó en cuenta de que él tenía razón. Sus hermanos igual estarían detrás del niño apenas pudiera caminar para mostrarle como defenderse. Incluso se podía imaginar a Ran llevándolo a cortarse el cabello de formas extravagantes como hacía con Rindou.

Veintiuno [Shinichiro Sano] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora