47- Bienvenido

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El reloj marcaba la 1:05 de la tarde mientras Shinichiro terminaba de hacer el inventario de las piezas faltantes cuando vió que Inui llegaba tranquilamente al local saludando a Izana, metiéndose en el baño para ponerse el uniforme e iniciar su turno.

—Antes de que lo olvide— Le llamó el de aretes desde el estante de las ruedas —Wakasa llamó, preguntó si planeas hacer algo para tu cumpleaños

El más alto pensó por un momento, estando por responderle cuando su teléfono comenzó a vibrar en su bolsillo trasero.

El nombre de su cuñado apareció en su pantalla, haciéndolo levantar una ceja pero respondiendo de todas formas.
Quizá _____ había cambiado de opinión sobre el teppanyaki mixto y quería algo de soba o pollo al curry.

—¿Hola?
Habló apenas le dió al botón para aceptar la llamada.

—¡EL BEBÉ ESTÁ NACIENDO!
Gritó el chico del otro lado de la línea.

—¡¿QÚE!?
Saltó del banquillo, llamando la atención de Inui e Izana.
Escuchó los gritos de fondo y varios sonidos distorsionados.

—¡Imbécil! ¡Lo vas a asustar!— Escuchó la voz de su esposa regañandolo al fondo antes de tenerla en primer plano —¿Cielo?
La escuchó al teléfono un poco agitada tratando de calmarlo, pero después del grito de Rindou, Shinichiro ya había activado el modo pánico y no iba a tranquilizarse hasta que viera que su esposa y su hijo estaban bien.

—¿¡CÓMO QUE EL BEBÉ ESTÁ NACIENDO!?
Buscó las llaves de su moto en el mostrador, alertando a sus ayudantes.

—Shin, cálmate. Estamos yendo al hospital, así que necesito que nos alcances— Le habló en su tono amable de siempre, pero él mejor que nadie podía notar el deje de dolor al final de sus palabras —Apresurate ¿Si? Voy a necesitarte ahí.

Asitió, olvidándose completamente de que ella no podía verlo.
—Al Hospital General ¿Verdad?
Se desesperó al no encontrar sus llaves, olvidado que las habían colocado sobre su ya inutilizado cenicero.

—No, Shin— Le corrigió ella —Hospital Aiiku...
Un gemido de dolor proveniente del otro lado lo hizo parar de golpe lo que estaba haciendo

—¿______? ¿Mi amor?— Esperó otra respuesta, pero solo pudo oír el ruido de fondo con voces inteligibles —Mierda...
La llamada permaneció en silencio, pero no se atrevió a colgar, encontrando al fin las llaves.

—Izana, tengo que irme. No voy a volver— Dijo tomando su chaqueta — Ayúdale a Inui a cerrar por favor.

El peliplateado se preocupó de su expresión, pero igual asintio.
—Tranquilizate si vas a conducir— Le pidió sosteniendo la puerta antes de dejarlo salir —¿______ está bien?

—Entró en labor de parto, tengo que estar en el hospital ya mismo
Lo apartó, usando mucha más fuerza de lo que normalmente. ¿Estaba tan asustado?
Salió a la callejuela y sacando el pedal de soporte, montándose en su motocicleta.
—Shinichiro, tienes que calmarte
Le repitió Izana, pasándole las llaves que acababa de tirar por el temblor en sus dedos.

—¿No lo entiendes? Mi esposa está...
El sonido de la voz viniendo desde su teléfono lo hizo detenerse otra vez
—¿Shin? ¿Sigues ahí?
Pegó su teléfono a su oreja, tranquilizándose un poco al escuchar nuevamente la vo femenina.
—¿Amor? ¿Estás bien?
Preguntó a prisa, escuchando la respiración de la chica.

—Estoy teniendo contracciones, pero si.
Dejó salir el aire de golpe, comenzando a contar en su mente por cada bocanada de aire, justo como le había indicado su obstetra durante los últimos meses.

Veintiuno [Shinichiro Sano] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora