"El perro es el mejor amigo del hombre, sí, y también puede llegar a ser mejor que cupido"
▪︎ADAPTACIÓN PERMITIDA.
▪︎ Esta historia NO me pertenece, todos los créditos correspondientes a @ValeriiaLee. Una maravillosa escritora y amiga que muy amable...
Soy Kim Soo Bin y tengo 20 años. Estoy en mi primer año de universidad. Vivo con mi madre y mi hermano menor, Huening Kai. Estudio y trabajo al mismo tiempo para ayudar con los gastos de la casa, después de que mi padre murió hace ya un año, tuvimos que ocuparnos de las deudas que nos dejó.
Un día regresando del trabajo hubo una fuerte lluvia, así que tuve que correr a mi casa, pero desgraciadamente mi familia estaba de viaje y yo olvide las llaves. Por lo general no me molesta estar bajo la lluvia pero tampoco es agradable permanecer mucho tiempo en ella. Un gran estruendo me asustó y en mi desesperación me encogí, miré alrededor para asegurarme que nadie me viera y fue ahí dónde pude ver algo extraño.
En la casa de enfrente se encontraba una caja pequeña y de ella se escuchaban agudos chillidos que, se hicieron más intensos después de que cayera otro trueno, me alarmé y crucé la calle. Me acerque lentamente con algo de temor, cuando estire más mi cuello pude ver lo que había dentro de la caja. Un pequeño cachorro blanco intentando ladrar, se veía muy asustado. Cuando lo tomé en mis brazos, lo hice sin dudar, sin imaginar que sería el principio de algo nuevo en mi vida.
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"Los perros son el mejor amigo del hombre" — dije firmemente. Manteniendo la mirada por unos minutos antes de que él soltara un frustrado suspiró.
Lo vi negar y tirarse de golpe en el sofá. No daría un paso atrás, no permitiría que abandonará a un pequeño cachorro.
"Está bien..." — dijo al final.
Mis labios dibujaron una sonrisa victoriosa. ¡Asá! He ganado.
"Pero con una condición."
Alzó su mirada y no me gusto para nada la forma en que me miró, mi sonrisa desvaneció en un segundo. De repente se tornó muy incómoda su presencia.
"¿Cuál?" — traté de sonar relajado.
Se levantó del sofá, y caminó hasta mi quedando sólo a unos centímetros de distancia. Yo me aferré más al pequeño cachorro en mis brazos. Bajé mi mirada debido a lo intimidante que era tenerlo tan cerca, podía sentir su aliento, su aroma. Mi corazón empezó a latir rápidamente cuando se acercó a mi rostro obligándome a posar mi sorprendida mirada en él.
