Comienza con un celeste grisáceo, sin querer despertar un día más para esa rutina que siempre intenta romper haciendo alguna cosa rara sin pensarlo muy bien, después de ello cambio a un color un poco más vivo y brillante, un celeste cielo con tonos rosas y naranjas resaltando su belleza, su sonrisa los refleja aunque a veces se apagan con algunas situaciones volviéndose un azul profundo como el fondo del mar, naufragando en pensamientos infinitos tanto como su mirada café que se encuentra perdida en cualquier lugar, menos en su presente hasta que llega algo que la despierta y hace reaccionar exaltadamente haciendo que su rostro tome un matiz rojo pálido por el susto causado y poco a poco va cambiando a un rojo vivo lleno de energía y con ganas de comerse el mundo, eso le recuerda que es hora de comer y se prepara su platillo favorito formando una explosión de paletas de todos los colores relucientes que pueda imaginar. Así es su día a día, esos son sus colores, tan únicos como ella a sus dieciséis.
A. E.
ČTEŠ
Al final siempre estoy bien
PoeziePoesía con o sin sentido, pero siempre con sentimientos derremados a flor de piel. A. E.
