¡No más trío!; Kookmin

19. En un tiempo.

—No puedo creer que le dijeras eso.

—En serio lo dije ¿Qué se suponía que le hiciera si había comido una rebanada de cebolla antes de besarnos?

—Eres todo un caso Jeon, pero supongo que tienes un punto.

Horas. Si, ahora pasaban horas hablando por teléfono, era su nuevo medio de comunicación y parecía que a ambos, sinceramente, les encantaba. Jimin se encontraba en su cama, sus pies estaban recostados a la pared y su cuerpo entero tenía el frente al techo, su teléfono con batería baja estaba conectado en el toma corriente después de un par de horas en las que ya habían hablado, aún no le parecía conveniente terminar una conversación tan amena y sacrificaría el funcionamiento de su batería interna solo por eso.

—¿Sabes? Deberías pagar el recibo de mi teléfono.

—Cof cof creo que se me corta la llamada cof cof. — La risa coqueta del más bajo se hizo melodiosa, del otro lado, proveniente de ese detalle, una sonrisa inmensa se causó con tan solo escucharlo. —Pensándolo bien, te lo mereces.

—¿Si? ¿Y eso porqué?

—Siento que poco a poco voy volviendo a la vida.

—¿Qué tengo que ver en eso?

—Si no fuera por ti y tu familia, no sé cuanto haya durado en esta. Es más difícil de lo que pensé.

—Lo sé, y por eso no he querido presionarte.

Jungkook puso el teléfono en su oreja, para escuchar atentamente. —Me has ayudado mucho, papá sigue sin hablarme pero ahora me lleva al instituto como antes, creo que es un avance.

—Cuanto ha pasado... un mes ¿y medio? Ya llevamos un tiempo en el que solo hablamos por llamada, casi no te veo ahí. Y si, es un avance.

—Si, discúlpame. En un tiempo, ya sabes, no quise hablar con nadie.

—No pasa nada, no lo tomo personal. Realmente lamento que pases esto de esta forma, no justifico el trato que tu papá te da, pero es bueno que lo hayas tomado como si él necesitara tiempo para entenderlo.

—Uhum.— Suspiró, algo cansado. —Aún sabiendo que no hay nada de malo en mi, ni en amar, si que lo tomé a pecho. No porque crea que está mal, sino porque es mi familia, y en mi mente no cabe como es que ellos podrían no sé, despreciarme solo porque me gusta otro chico.

Ignorando la pequeña confesión, Jimin se limitó a seguir escuchando, sin hacer preguntas de más. Le gustaba que ahora pudiera expresarse sin problemas, le agradaba en general la práctica que habían tomado.

—Y la maldita ley de hielo. Pensé que mis padres eran más maduros que eso.

—Hay personas que no tienen la suficiente inteligencia emocional como para resolver sus problemas, o quizás quisieran darte un castigo con eso inconscientemente.

—Eso es lo que me molesta, entiendo que pueda ser difícil por como han sido criados en primera, pero dejarme con la incertidumbre de saber no sé, si me siguen amando o no es horrible.

—No lo pienses así Kook, sabemos que la ley del hielo es horrible pero tal vez solo querían darte tiempo para que "pensaras bien las cosas". No es que no te hablen porque no te aman.

—¿Porqué debería de seguir llamándose amor a quienes no te aceptan como eres?

—Tienes razón, pero creo que en este caso es más complicado que eso y no porque sea tu familia tengas que aceptarlo, sino porque ellos no eligieron ser criados con la estupida idea de que lo único correcto es la heteronormativa. Ellos te aman.

—Supongo que si no me han echado de mi casa aún lo hacen.— Ríe, como si aquello realmente fuera de lo más divertido, pero menos tenso por fin.

—Eres un bobo.

—Y tú eres precioso.

—Ya~ basta de decir eso.

Limitándose a pensar internamente, Jungkook decidió tomarse un momento antes de responder, era extrañamente común para Jimin eso y lo aceptaba sin más. El de cabellos oscuros creía que era evidente la atracción que sentía, no sabía si era extremadamente pronto para decirlo, pero amaba detalles del otro chico que antes, siendo sincero, ni siquiera les daba importancia. Por ejemplo, el hecho de que no se metiera en sus problemas hasta que el le diera permiso, que le diera su espacio y escuchase atentamente a pesar de lo mal que puede llegar a expresarse o la más reciente, su risa.

A veces coqueta, otra avergonzada, la divertida, cada una de ellas en todo su aspecto y color.

—Es que me gustas mucho.

Mierda, ojalá no se lo tome en serio, pensó. Aunque lo fuera, las palabras inconscientes lo traicionaron completamente.

—¿Qué cosas dices?— Ríe nervioso. Hasta esa era de las favoritas de Jungkook.

—¿No puedes gustarme?