25. Verdadera cita.

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Jimin creyó que su corazón iba a explotar. Sabía que el pedir una cita decía mucho, sin embargo adelantarse a los hechos podría llegar a ser muy malo. Confiaba en que había logrado hacer las cosas de forma correcta, desde el momento en que se enamoró de él, dejó que las cosas simplemente fueran y aunque en algún momento creyó que no iba a llegar a nada, le ponía feliz que existiera una pizca de posibilidad. Incluso aún con el miedo, la posibilidad probablemente iba a ser el camino.

Desde temprano en la mañana Taehyung lo había ayudado a alistarse para tal ocasión, no estaba seguro de a que lugar Jungkook había decidido llevarlo, pero lo común siempre era buena idea, y acuerdo al clima. Para entonces cuando se miraba al espejo pensó que se veía lo suficientemente bien y casual, solo bonito.

—Los pantalones ajustados se te ven increíbles. ¿Cómo pudiste nacer y simplemente tener un cuerpo así? Bendito sea Jungkook que va a ser aplastado por esas piernas.

—¡Dios Taehyung! Es una cita, debo verme como si mi personalidad importara más que mi cuerpo.

—Es difícil cuando ya eres un 50/50.— El más alto se echó una risita y se dirigió hasta él, lo tomó de los brazos y dijo: —Estás estupendo, confía en ti y verás que todo saldrá genial.

—Pensé que Jungkook no te caía.

—No es tanto eso, solo que suele ser un tonto.

—Un tonto que está bueno.

Ríen. —Lo está.

•••

Lo estaba, definitivamente lo estaba. Jimin empezó incluso a sentirse feo cuando miró al peli café llegar por él a través de la ventana. ¿Cómo una chaqueta de cuero y un outfit completamente negro lo hacían lucir tan, genial y guapo?

—Creo que iré a cambiarme.

—¿Qué dices?— Pregunta su mamá, quién junto a su esposo se encontraba en el sillón mirando la televisión. —Taehyung te dejó divino, ¿a donde irás?

—Saldré un rato, con un amigo.

—¿Y el amigo como se llama?— Su papá interroga igualmente, solo que sin despegar la vista de la tele.

—Es Jungkook pa, nada nuevo.

Y entonces el timbre sonó, Jimin sonrió nervioso y fue directo a la salida, cuando abrió y se topó con la mirada del otro supo que su Tae jamás se equivocada. Una mirada atenta recorrió todo su cuerpo y aunque se sintió poco disimulado no podía estar más feliz por esa respuesta. Un suave pero dulce "hola" de parte de Jungkook le decía que todo marchaba bien. Cuando creyó que simplemente podría salir y cumplir con el cometido, evidentemente el entrenador necesitaba que su nadador estrella pasara a saludar.

—Ya debemos irnos.

—No seas grosero Jimin.— Su papá lo reta y tiende su mano para apretarla junto al joven chico. —¿Van de prisa? ¿Porqué no te quedas un rato?

—No realmente, pero quiero llevar a Jimin a un lugar así que me temo que tendremos que irnos entrenador.

El señor levantó una ceja. ¿Acaso había escuchado bien? "Quiero llevar a Jimin" ¿Estaban saliendo? ¿Sin su permiso? Su esposa le miró, si, habían escuchado bien.

—¿Saldrán como amigos o...?

—¡Mamá!

—Solo pregunto...

—Es una cita.— Interrumpe Jungkook. —Lo llevaré a una cita porque su hijo me gusta.

Mierda, en serio se le iba a salir el corazón. No pensó que fuera así, tan directo y poco romántico. Pero le pareció la cosa más valiente que alguien podría hacer por él, fue hermoso, las expresiones de sus padres y la suya propia, y la extraña naturalidad con la que lo dijo el más alto.

¡No más trío!; KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora