5. Feeling the cold.

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¡Hola mis bonitos lectores! Este capítulo le da pie a hablar un poco más a Eiji porque finalmente se acabó el drama entre estos dos y pueden amarse con calma, hay un par de referencias a GOL y al canon, pero nada nuevo que no haya salido en el fic, creo. Muchas gracias por leer.

¡Espero que les guste!

¡Espero que les guste!

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—¿Entonces...? —Aslan se pasea alrededor del apartamento, camina de un extremo del comedor al otro, sus pasos son firmes, lo suficiente para que las pantuflas rechinen (no puede usar sus converse fabulosas dentro, ya se lo han advertido)—. ¿Tienen algo que decirme?

—¡Lo sentimos, jefe! —La pandilla se halla arrodillada en una trémula hilera frente al sofá, Bones arroja un quejido lastimero apenas el lince se detiene a su lado, la sangre se le hiela, quiere proteger su otro colmillo por inercia pero eso solo revelará su debilidad, debe ser inteligente.

—¿Por qué lo lamentan? —Esos ojos felinos han creado una atmósfera densa y asfixiante en el lugar, la mañana ha despuntado nevada en Nueva York, las ventanas se encuentran adornadas con una capa iridiscente perlada, se ve el aliento de las avecillas en los árboles—. ¿Exactamente qué hicieron mal? —Hace calor en el hogar de Eiji debido a la calefacción, le agrada.

—Por haberte jugado una broma. —Kong es quien habla, llevan horas atrapados en esta discusión—. Lamentamos haberle hecho caso a Blanca y a Yut-Lung.

—Bien. —Les aplaude con sarcasmo—. Hacerle caso a una víbora venenosa encima de su atractivo y adorable jefe es bastante grave. —Alex se esfuerza por no soltar una risa ante semejante mentira, la única vez que ha contemplado dichosos atributos es tras ser domesticado por un conejito.

—¡Yue es genial! —Sing salta a la defensa de su amigo—. Tú fuiste quien desapareció un año. —El mocoso tiene pelotas, probablemente en algunos años se vuelva mucho más alto que Ash, debe detener ese presunto glow up de raíz—. No es su culpa que hayas vuelto con una identidad falsa.

—No te vi quejándote mientras eras el novio falso de Eiji.

—Alguien debía hacer el trabajo. —Sing encoge sus hombros, aunque también se encuentra de rodillas hay una altanería fastidiosa quemando en sus pupilas—. No me molestaba sacrificarme. —La sensación desagradable que ya ha identificado se le sube hasta la garganta, expandiéndosele por las venas en un toque tan destructivo como una llamarada, celos, son celos—. Lo haría otra vez.

—Tú no le temes a nada.

—Solo digo que Eiji y yo nos hicimos muy cercanos durante tu ausencia. —La pequeña mierda tiene una sonrisa de pura satisfacción pendiendo en las mejillas, casi puede imaginárselo consolando a su adoración la Navidad pasada, presionándole besos contra el cabello y frotándole la espalda.

—Controla a tu subordinado. —Espeta, dándole una mirada venenosa a Yut-Lung.

—No tengo porqué. —Quien obviamente se ha negado a someterse a este juego, él se encuentra sentado en el sillón de Eiji como si fuese suyo, enfundado en un mullido suéter costoso y una copa de vino pendiendo entre los dedos—. Ellos dos harían una pareja mucho más linda que ustedes.

Last Christmas.Where stories live. Discover now