6. Winter knitwear.

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¡Hola mis bonitos lectores! ¿Les cuento algo que no les importa? Estos últimos dos años no he tenido descanso, literalmente salto de una cosa a estudiar a otra, y ahora finalmente iba a tener un par de semanas para ser feliz, pero me citaron a una entrevista la otra semana, así que duró mucho la fantasía, me emociona pero es triste, moriré de cansancio acumulado, yo sé. Fuera de mi desgracia que debía sacarla, el capítulo de hoy está dedicado a Livieuwu, quien hace arte para este fandom obviamente, quería dedicarte algo desde hace mucho tiempo pero no sabía bien que historia te gustaba así que aprobecho el bug de esta, más adelante te daré algo más lindo.

¡Espero que les guste!

—¿Qué tal esto para ti, onii-chan?

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—¿Qué tal esto para ti, onii-chan?

El aludido congela sus movimientos, aunque la Navidad ya ha pasado, el centro comercial recicla los villancicos en los altavoces, las guirnaldas de estrellas penden hacia los escaparates, el ambiente de festividad es una exquisita mezcla entre Santa Claus y las copas de champaña para el año que viene, Eiji se obliga a enfocarse en su pareja, quien se encuentra sosteniendo un delantal repleto de bordes pronunciados y cintas llamativas, eso lo incita a alzar una ceja, acomodando sus palmas en su cadera con el afán de marcar aún más sus intenciones.

—Eso no es una gabardina, Ash. —El aludido pestañea, fingiendo inocencia, acorta la distancia con dos pasos, las converse arrojan un gruñido seco contra las relucientes baldosas de la tienda—. Te vinimos a comprar ropa de invierno a ti, no a mí.

—¿Eh? Pero esto es tan lindo. —Agita el delantal sin descaro en el aire, esbozando un puchero de cachorro abandonado que definitivamente funcionará para convencerlo, Eiji odia lo sencillo que se derrite ante las fauces de este depredador—. Vamos, me motivaría a levantarme más temprano.

—¿Realmente crees que caeré con eso? —El japonés le acuna las mejillas, las aprieta ligeramente con el ceño tenso, están más regordetas que hace un año, tiene que alzarse en la punta de sus pies para alcanzarlas ahora, maldice a su nula pubertad, todos tuvieron su brillante glow up menos él.

—¿Está funcionando?

—No. —Le presiona un beso fugaz en los labios—. Pero es lindo que lo intentes. —Y Aslan tiene una mirada tan cariñosa cuando se apartan, como si él fuese su universo entero, como si su alma se encontrase aferrada a esta inefable relación, es indescriptible ser correspondido, ni en sus más locas fantasías lo esperó.

—Haces trampa. —Se queja, dejando de lado el delantal—. Tú ganas este round.

—Los he ganado todos hasta ahora. —Eiji se burla, sacándole la lengua (lo que es el símbolo máximo de madurez, por supuesto) posando otra vez su atención hacia los escaparates—. ¡Encontré uno! — Alza un suéter al aire, las mejillas se le han calentado por la emoción, su sonrisa es imborrable.

—Más vale que no tenga ningún Nori Nori. —Antes de mostrárselo a su pareja, el japonés da vueltas el chaleco de lana, dejando el reverso a simple vista, elevándolo con altanería.

Last Christmas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora